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Buscamos las claves de los acontecimientos
FuenteRevista: CULTURA & TENDENCIAS FechaFebrero 1999 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Patricio Wang, del grupo Quilapayún

No es fácil hablar de un grupo como Quilapayún. Si bien la objetividad es un ejercicio permanentemente difícil de ejercer, con estos músicos la cosa se complica mucho más. Ligados desde su nacimiento al pensamiento de izquierda, no resulta extraño anotar que se convirtieron en la punta de lanza del gobierno de la Unidad Popular por los años setenta, interpretando sus dos himnos más conocidos: "Venceremos" y "El pueblo unido"

El exilio, sus viajes, la pérdida de entrañables amigos, los sucesos del país, la historia humana e intima fue produciendo en la agrupación permanentes mutaciones creativas que respetaron, sin embargo, una sola línea: la honestidad artística. Fue así que en la década de los ochenta, cuando más "compromiso" exigían las condiciones sociopolíticas, Quilapayún decidió cambiar y transformar su accionar contingente, por una actitud mas creativa y vital, centrándose en la poesía y en el ser humano. La propuesta sonó a alienación en los sectores ortodoxos de la izquierda, pero el grupo salió adelante con su proyecto, recibiendo el apoyo de un público que entendió que sus artistas hacían una opción por el futuro, sin olvidar sus duras experiencias vividas.

Fue el tiempo de "La revolución y las estrellas", hermoso y poético tema que planteó una especie de declaración de principios en la nueva etapa del grupo. No renegaron de su pasado, por el contrario, lo revitalizaron, pero su perspectiva creativa se amplió y con ello, su posteridad quedó asegurada no por condiciones políticas, sino por su innegable aporte creativo.

Warner Music editó recientemente once discos del grupo, remasterizados en formato CD. Es la excusa para conversar con uno de los integrantes del conjunto, Patricio Wang, quien desde Paris -sede central del Quila, como se les conoce- expresa a través de la línea telefónica su satisfacción por el hecho. "Para todo artista es fundamental tener un diálogo activo con su público. En rigor, esto de tener todo el material renovado era para nosotros como un viejo sueño "

Los trabajos presentados son los siguientes: Por Vietnam (1968), Basta (1969), Cantata Santa Maria de Iquique (1970), El pueblo unido (1971), Adelante (1975), Patria (1976), Umbral (1979), Survarío (1987), Latitudes (1992) e Instrumental (1992). A todo ello se agrega una Antología de 1998. Entre sus anuncios no sólo está la confirmación de un nuevo trabajo, tras seis años de silencio discográfico, sino que -mejor aún-visita a Chile para marzo o abril.

Hace unos diez años anunciaron una pausa en el compromiso político en sus canciones, adelantándose con ello varios años a lo que después hicieron Illapu e Inti Illimani. ¿En qué está ahora Quilapayún?

- Lo que ha cambiado fundamentalmente es la manera de expresar nuestras inquietudes artísticas. Hemos sido siempre un grupo con ideas claras, reivindicamos las de hoy y las de ayer, con toda la experiencia acumulada, sin renunciar a las inquietudes sociales y políticas que nos representan. Lo que planteamos fue acercarnos a nuevas formas para desarrollar la poesía y la música que hacemos. Si escuchas los últimos discos, existe en ellos una gran búsqueda, con inquietudes experimentales y con constancia en las ideas de nuestra base: música original, con rescate de la tradición latinoamericana y chilena, con una ventana abierta al mundo.

En la canción símbolo de esa etapa de cambio, "La revolución y las estrellas", dicen "un mundo es lo que queda destruido y un mundo por hacer es la tarea", ¿cuánto sienten que Quilapayún ha avanzado en esa búsqueda?

- Si, justamente esa canción fue una toma de lugar en un momento de íntima reflexión sobre el quehacer contingente. Allí se reflejó una actitud más o menos cruda por mirar las situaciones con mayor profundidad, asumiendo las experiencias vividas. En el fondo, es un camino por el que se transita permanentemente, si es que uno quiere ser honesto consigo mismo. Sentimos que hemos ido dando pasos muy concretos, los que - definitivamente- se plasman en los discos que grabamos.

Esa misma canción dice también "a historia va cambiando los motivos", ¿cómo consideras que se pueden insertar hoy las propuestas de Quilapayún en la nueva historia chilena?

- Seguimos a Chile desde nuestro interior como personas y eso es lo que hemos querido incluir siempre en el proceso creativo. Cada vez que estamos allá nos retroalimentamos. La proposición que surge desde la actividad del Quila ha sido ir un poco adelante en el proceso creativo, buscar las claves de los acontecimientos. Nos gusta experimentar, reflexionar, avanzar y proponer. La actitud que tenemos con lo que vivimos es siempre muy abierta y eso nos alimenta el alma y la creación. Nuestro próximo disco resumirá todas esas búsquedas.

Desde una perspectiva de creación, ¿como aprecian el proceso chileno?

- La manera de expresar poéticamente las visiones que tenemos del país es menos directa y más sugerente. Con el último disco intentamos unir esa inquietud junto al interés paralelo por la experimentación. Como tú sabes, una de las vertientes del grupo ha sido la elaboración de cantatas populares en donde abordamos un hecho en particular desde diversas perspectivas creativas. La idea es responder esta pregunta de manera más directa con el último disco, pues allí hemos querido proponer un punto de vista para discutirlo con el público.

En torno a eso, ¿cómo piensan insertarse en la gente joven, considerando que existe toda una generación que conoce sólo una mitología de Quilapayún y quizás no tanto su historia actual?

- Al momento que pudimos volver al país, una vez que se levantó la prohibición de ingreso, hicimos variados conciertos en Chile en los que siempre estuvo lleno de jóvenes.
La reacción de los músicos fue muy alegre para nosotros, porque ellos continuaron creando nuevas formas de expresión tan ricas o mejores que las realizadas por el Quila. Nos llenó de alegría poder establecer allí un provechoso diálogo entre dos experiencias diversas, pero muy complementarias. Lo mejor de todos nuestros viajes a Chile es comprobar que el público siempre está compuesto por jóvenes, lo que se constituye en un gran estímulo.

Claudio Pereda-Madrid