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Quince mil personas tuvo el rito
FuentePeriódico: LA NACIÓN Fecha3 Noviembre 1997 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Quilapayún reunió y emocionó a los nortinos en la oficina salitrera Santa Laura

Casi podría decirse que la noche del sábado en la oficina salitrera Santa Laura muchos regresaron al útero materno para emerger renovados, 90 años después, al día de hoy.

Y aunque la expectativa era grande, los sentimientos que llegaron hasta los hombres de negro parados sobre el escenario los dejaron impacta-dos. A Quilapayún en algunos momentos les costó sacar la voz y en otros simplemente no les salió.

Fueron intensas las emociones que despertaron los fantasmas de este pueblo abandonado y que hasta 1960 fue hogar y lugar de trabajo de muchos seres humanos que, antenoche, buscaron entre sus recuerdos, escuchando la "Cantata Santa María", lo vivido en esas tierras.

Expectante, solos o en grupo, trataban de encontrar el lugar preciso donde estuvo lo suyo. Eran hombres que alguna vez echaron a andar el generador de la salitrera o mujeres que de niñas corrieron por los áridos cerros de los alrededores.

Santa Laura les abrió sus puertas sin aprensión y aceptó el ofrecimiento de la voz cálida del actor Héctor Noguera que invitó a "contemplar la
pampa y sus rincones, las sequedades del silencio, el suelo sin milagro y oficinas vacías, como el último desierto"

Fue un exorcismo colectivo que sirvió para recordar lo que no debe olvidarse y para que "ustedes, que ya escucharon la historia que se contó, no sigan allí sentados pensando que ya pasó" ) como dice la "Canción final" de la Cantata.

UNA FIESTA

No estuvieron los mejores recursos para interpretar esta Cantata -creada en 1969 por Luis Advis- en medio del desolado e impresionante paisaje del desierto, pero lo importante fue participar en el rito y, luego, recordar las canciones más especiales de Quilapayún.

La jornada partió a las 20:25 con una misa celebrada sobre el escenario. A las 20:50, "con emoción y respeto de poder interpretar aquí esta Cantata" -palabras de Rodolfo Parada- comenzó Quilapayún.

La gente llegó desde temprano. Fueron aproximadamente 15 mil personas, según la organización. Aunque la agencia EFE estimó en 25 mil la concurrencia.

Arribaron en sus propios vehículos y otros en buses especiales para la ocasión. Muchos hicieron asados familiares y otros instalaron carpas para pasar la noche, como una de esas fiestas que se hacían en los años de la revolución de las flores.

Quilapayún terminó cantando "El pueblo unido", cuando eran las 23:10. Luego de la cuarta canción fuera de programa, bajaron del escenario y abordaron el bus para regresar a Iquique. Pero la gente no los dejó, hasta un buen rato después que los músicos dedicaron a compartir la experiencia.

Después de la emoción

Patricio Wang, director musical de Quilapayún, después de la emoción, maduró lo ocurrido:

* "Hace tiempo que veníamos preparando este concierto. Teníamos una gran expectativa por todo lo que significa traer la Cantata a su lugar de origen, en esta historia de rescatar un poco la memoria”.

* "Cuando estábamos arriba del escenario fue de repente una ola de emoción que nos cogió a todos casi de forma inesperada y cuando tú sientes la emoción que pasa por todo ese público es algo muy, muy fuerte. Quedamos muy contentos y también muy cansados”.

* "Cuando hicimos la Cantata no había una forma de cantar lo que se vivía en Chile. No había un lenguaje apropiado para ese tiempo. Y no solamente Quilapayún, sino muchas figuras pioneras de la música -Violeta Parra, evidentemente la primera- empezaron a forjar esta especie de lenguaje nuestro y se apropiaron de formas de cantar, de instrumentos, de maneras de decir las cosas, de crear una cierta poesía y decir 'así cantamos nosotros’”.

Grace Dunlop