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Quilapayún revivió Santa María
FuentePeriódico: LA ÉPOCA Fecha3 Noviembre 1997 PaísChile


Edición transcrita/traducida

La obra de Luis Advis retornó a la tierra que la inspiró

El grupo folclórico rememoró por una noche la "Cantata Santa María" que tuvo su primer estreno hace 27 años. Mientras, el público asistente "coreó" emocionadamente.

Quilapayún, con ponchos negros, entonó La Cantata Popular Santa María de Iquique en un recital que terminó con lágrimas de todos los que llegaron hasta la ex oficina Santa Laura, a 40 kilómetros de Iquique, para escuchar lo que fue el debut en la zona de la obra de Luis Advis.

El encuentro comenzó pasadas las ocho de la noche del sábado, en un ambiente que no tiene antecedentes en la historia de las puestas en escena nacionales, porque hasta el alma de los cerros pampinos llegaron más de 30 mil personas. Buses, camiones, cientos de autos, acarrea ron a la gente de rostros morenos, mujeres, niños, y antiguos trabajadores del caliche que se acomodaron en las 7 mil sillas, en los cerros o simplemente sobre la tierra, para escuchar el homenaie a los ase sinados en 1907 en la escuela Santa Maria.

Chimenea

Frente a la salitrera especialmente iluminada para el recital se prendió la oxidada chimenea de la ex oficina Santa Laura, y el alma de los que fueron testigos de la riqueza del caliche se dejó sentir en el aire. Con ese escenario de fondo los Quilapayún, acompañados por Héctor Noguera y la cellista Gabriela olivares, comenzaron el esperado recital. "Para recordar la siempre actual lucha por la dignidad del hombre y por la erradicación de las injusticias”, como dijo Rodolfo Parada en la apertura.

Héctor Noguera dejó su alma en el relato de "la pampa y sus rincones" y "las sequedades del silencio". La intervención del actor sin duda le dio un sello distinto a la conocida grabación de vinilo que hizo Dicap en 1970 y que más tarde comercializó el sello Alerce. "Mi versión es distinta. La versión de Héctor Duvauchelle a mí me encanta. La emoción del momento es tan fuerte y aunque no me podía oír a mi mismo, me motivó mucho la respuesta continua del público”, dijo Noguera.

El recuerdo de la historia de los 3.600 trabajadores de la sal del desierto que llega ron hasta la ciudad para pedir mejores salarios y que luego fueron enmudecidos, transcurrió en las voces del grupo radicado en Francia.
Sin detenerse vinieron canciones, pregones e interludios instrumentales. Con impecable presencia y los delgados ponchos al viento, los Quila se hundieron en la soledad del desierto, mientras nortinos corearon con las manos en alto y estallaron bengalas, en momentos de silencio y profundo dolor. También hubo pifias, pero no a los artistas, sino que a los hechos de la historia. Un público que escuchó, cantó, bailó.

Ya para los acordes fina-les, la emoción llegó al límite, cuando Patricio Castillo con la voz quebrada cantó "no basta sólo el recuerdo, el canto no bastará". Y así se fue cerrando la primera parte del recital, entre caras de dolor, emoción y llanto, penas ancestrales y repetidas que se reflejaron en los rostros de Rodolfo Parada, Patricio Wang, Hugo Lagos, Hernán Gómez, Daniel Valladares y Guillermo Gracia.

Segunda parte

La segunda parte fue para las Canciones esenciales. Vino la Plegaria del labrador, que corearon a todo pulmón los lugareños con sus gorros de lana y mantas bien pues tas. Para El canto negro, Con-trate, Latináfrica y Fuerzas naturales ya se había encendido fogatas en medio de la muchedumbre. Se escucharon La muralla y La batea. El encuentro llegó a su fin con Malembe. La gira de Quilapayún sigue hoy en Viña del Mar. Mañana y el miércoles estarán en la capital, en el Monumental.

Milena Bahamonde