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La Cantata revivió en la pampa
FuentePeriódico: LA TERCERA Fecha3 Noviembre 1997 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Quilapayún brindó versión casi idéntica a la original

Doce mil personas llegaron a la salitrera abandonada de Santa Laura para escuchar la versión íntegra de la Cantata de Santa María de Iquique el sábado pasado.

De poncho negro tocó Quilapayún la Cantata Santa María de Iquique. Vestidos igual que hace 24 años, cuando la interpretaron por última vez en Chile, los músicos del grupo aparecieron en el natural escenario de la salitrera Santa Laura casi a las 9 de la noche del sábado, en lo que fue el comienzo de la primera gira nacional de la obra de Luis Advis desde 1973.

Al menos doce mil personas llegaron a la abandonada oficina cerca de Iquique.
Era el evento Canto a la Pampa, organizado por el municipio iquiqueño con propósitos tan turísticos como culturales. La Cantata de Santa María era el plato central, seguido por un recital de Quilapayún y por presentaciones de música y danza de grupos locales.

Un encuentro entre el emblemático grupo de los años 60 y 70 y un público que, sin demostrar mayor conocimiento o pasión ante el repertorio de Quilapayún, mostró respeto durante las dos horas que duró su presentación. Una reunión que conjugó además, la mística de la oficina abandonada - con sus instalaciones conservadas por el clima desértico-, con el paisaje pampino y con una masividad que esta zona sólo experimenta en los estadios de fútbol o en las fiestas religiosas.

Desde la tarde del sábado llegaron familias completas a Santa Laura, ubicada a unos 40 kilómetros del puerto. Decenas de carpas se instalaron en las zonas aledañas a la plataforma de tierra que servía como escenario. Cuando caía la noche ya había diez mil personas en el mismo lugar donde 90 años antes vivían los protagonistas de la matanza de la escuela Santa María.

AL CORAZÓN

Una liturgia a cargo del sacerdote Carlos Hernández marcó el punto de partida. La idea era recordar a los obreros muertos en 1907 y fue recibida con cierta frialdad por el público. Una coreografía de un grupo local dio paso al ingreso de Quilapayún. "Después de haberla paseado por el mundo, llegamos al corazón de la Cantata de Santa María de Iquique. Estamos acá hoy día para recordar la siempre actual lucha por la dignidad del hombre", describió Rodolfo Parada, director del grupo.

Junto al octeto estaba la cellista María Gabriela Olivares y el actor Héctor Noguera, encargado de leer los textos que en la versión original relatara Héctor
Duvauchelle.

Durante la Cantata y el recital posterior, Quilapayún debió enfrentar problemas técnicos reconocidos por la propia producción. El sonido no alcanzó un nivel optimo y un constante desorden detrás del escenario, que no tenía ninguna protección, conspiraron un poco contra el desarrollo del espectáculo.

Sin mayores innovaciones con respecto a la versión original de 1970, y con la voz menos solemne de Héctor Noguera, pasaron los relatos, los interludios y las canciones de los 40 minutos de la obra. Sólo al final, el público mostró mayor entusiasmo, seducido por el innegable dramatismo del argumento y demostrando que la Cantata todavía no es un verdadero clásico de la música popular.

MANOS TOMADAS

Un intermedio de diez minutos precedió la segunda entrega de Quilapayún, esta vez sin ponchos. Yaraví y Huayno y Plegaria a un Labrador fueron los primeros temas de lo que el grupo llama sus quince canciones esenciales. Un par de interrupciones y las debilidades del sonido obligaron a cortar el repertorio, que pasó por el instrumental Contraste, el Vals de Colombes, la versión 1993 de La Batea y Malembe. Los momentos de mayor entusiasmo fueron, sin duda, La Muralla, que parte del público cantó con las manos tomadas y, más tar-de, El Pueblo Unido, coreada ampliamente.

Distintos grupos locales se alternaron después, hasta las tres de la mañana. La gente se retiró en orden y se registraron sólo 10 dete-nidos. Rodolfo Parada calificó la noche como un "hecho cultural, que demuestra que con el tiempo, la Cantata es una obra transversal que no está restringida sólo a su lectura política". La Cantata volvió a la pampa, como encuentro emotivo, como fenómeno cultural o solamente como recital. Hoy se presenta en Viña del Mar y mañana en el teatro Monumental.

Jorge Leiva