Quilapayún Header Quilapayún - Sitio oficial
Cantata Santa María: una historia que permanece viva
FuentePeriódico: EL NORTINO Fecha3 Noviembre 1997 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Quilapayún reconquistó los corazones de 20 mil espectadores

Anoche el grupo actuó en la Escuela Santa María
Y el oscuro y penetrante cielo de la pampa se iluminó. Una ráfaga de chispas y humo danzantes, desde la imponente chimenea de la ex oficina Santa Laura, fue la señal que esperaban los veinte mil rostros de niños, jóvenes y adultos apostados sobre el ancestral suelo calichero.

El gélido frío de la pampa no fue impedimento para quienes, bajo una suerte de un ritual de la memoria, se adueñaron de las ruinas de la ex oficina para vivir el reencuentro con la historia.

Así, el destello de luces sobre las avejentadas y polvorientas calaminas de la otrora planta de Santa Laura, junto a la danza del conjunto Kirquiwaira, fueron la emblemática apertura del "Canto a la pampa", sonata cuyo actor principal fue el conjunto Quilapayún.

El espectáculo no se hizo esperar.

Envueltos en negros trajes, sin atavíos que denotaran la transformación que han vivido por la larga ausencia de la tierra que los vio nacer, los siete músicos tomaron su lugar en el escenario, para iniciar un viaje al pasado, a los sucesos que, hace 90 años. marcaron un oscuro episodio en la historia de los obreros del salitre.

CANTO A LA MEMORIA

"Este es un homenaje al corazón de aquella gente que, en un momento de la historia, se sobrepuso a la humillación, para legarnos una página de dolor y sacrificio, pero al mismo tiempo de coraje... Ellos están con nosotros aquí, para recordarnos la lucha por la dignidad del hombre”.

Con estas palabras, Rodolfo Parada, director del grupo musical, dio inicio a la rememoración de la espléndida obra de Luis Advis, la Cantata Santa María, pieza musical que contó con la participación de la violonchelista Maria Gabriela Olivares y el actor Héctor Noguera, en el relato.

Al son de los primeros acordes musicales, la euforia y gritos del público inundó las fantasmales paredes de las viejas construcciones.

Las letras y música de la cantata se elevaron a los cielos. En un parangón sin igual, el público acompañó cantando, y con antorchas y banderas flameantes, cada uno de los temas de esa obra, resucitando así, la epopeya de aquel hecho histórico, donde murieron 3 mil 600 hombres, mujeres y niños.

De fondo, la humeante chimenea y el verde-rojizo de la vieja estructura acompañaban el desgarrador relato con que Noguera interrumpiera, al igual que el susurro del viento silbante del desierto, la interpretación del conjunto Quilapayún.

"Y en el silencio de la pampa verán al obrero sin cara, al niño triste. También verán la choza mortecina ... No importa si al final se iban muriendo, la ley del patrón es ley sagrada

Con la reminiscencia del dolor en la voz e instrumentos. "Quila"-como suele llamarlo el ferviente público - recorrió la historia de la matanza del 21 de diciembre de 1907 en Santa María de Iquique, recuerdo que se posesionó de sus integrantes, quienes al finalizar la primera parte de su presentación debieron retirarse del escenario, por la emoción que los embargó al revivir la cantata.

Así lo comentó Rodolfo Parada. "Fue una experiencia bastante impactante, porque fue como encontrar el corazón del canto que nosotros hemos portado por tanto tiempo y en tantos lugares. Es una gran emoción y muy revivificante a la vez creo que nos dejamos llevar por esa emoción. Nunca habíamos tenido una experiencia semejante".

LA FIESTA CONTINÚA

Pero pese a la nostalgia de los integrantes, el espectáculo continuó. Esta vez, con un giro diferente, donde Quilapayún entremezcló gran parte de su larga producción musical, ofreciendo un repertorio con ritmos andinos, raíces latinoamericanas y los temas que marcaron la tendencia musical de los años 70.

Con la consigna "El pueblo unido jamás será vencido", el grupo volvió a la retaguardia musical de aquellos tiempos. 'La muralla" y "La batea" fueron los ingredientes musicales más aplaudidos del recital.

Baile, gritos y un frene sí que, por sus dimensiones, emuló a los grande ; recitales de la capital, formaron parte de la fiesta de la noche del sábado 1 de noviembre.

De esa forma, y después de casi dos horas de cantos y recuerdos, terminaba la actuación de este conjunto, para dar paso a los artistas locales, quienes continuaron con el simbólico "Canto a la pampa", para de esa forma rendir tributo a aquellos hombres de rostro duro y piel curtida por el sol, los mineros del salitre, con el fin de rescatarlos del olvido y proyectarlos al futuro, para que jamás se olvide su legado.

La ex oficina Santa Laura renació nuevamente al encenderse la chimenea de la planta, con motivo del evento “Canto a la pampa”.

Durante dos horas, los integrantes de Quilapayún mostraron gran parte de su producción musical, entre ellas, la historia de la Cantata Santa María, con la cual rindieron tributo a las víctimas de la matanza de 1907.

Indalicia Lagos