Quilapayún Header Quilapayún - Sitio oficial
En el filo de la incertidumbre
FuenteRevista: APSI Fecha6 Febrero 1989 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Quilapayún

Emociones encontradas, preguntas suspendidas y respuestas a retazos se llevaron de vuelta a París los integrantes de Quilapayún. Más allá de adhesiones democráticas o declaraciones de principios, se enfrentaron ahora en el terreno artístico con parte de su público antiguo y mucha otra gente nueva que no conocía su desarrollo musical.

Como dice su tango "Re-volver", en un guiño gardeliano, "derrochados, barbudos, hambrientos y cansados, / con los hombros cargados de verdades / alzando todavía escalas por el viento", cantaron una veintena de canciones de su enorme repertorio en catorce recitales entre Valparaíso y Punta Arenas.

Fue un volver esperanzado el que los acercó a los conciertos “del nuevo tiempo” que organizó la Productora La Gárgola, "en el filo de la incertidumbre" como describió el productor Mauricio Tolosa: "No se sabía dónde ni cuando los iban a permitir o censurar. Pero teníamos que pasar por esta primera rajadura de tela, porque ya se abre el nuevo tiempo”.

Se refería a las notas desafinadas de algunas autoridades oficiales que no facilitaron estadios grandes de Viña del Mar, Valparaíso ni Rancagua para hacer los recitales. La nota curiosa la pusieron funcionarios del Ministerio del Interior que solicitaron entradas liberadas con anticipación, muy interesados en escucharlos.

Espectadores aguachentos fueron los osorninos. Receptivos, los temucanos. Más politizados los de Concepción. Y sorprendentes los santiaguinos: llenaron cinco veces el Teatro California con entradas de alto costo, pero escasearon en el estadio Santa Laura, con precios módicos para un programa triple en el que Keko Yunge y Congreso hicieron de teloneros.

El pasto húmedo y el aire algo helado, más los casi 90 minutos de retraso del programa, hicieron tedioso el largo repertorio de Yunge, a pesar de su entusiasmo y su buen acompañamiento musical con el grupo Base Antártica. Congreso estuvo notable. Renovado y con aciertos, postergó eso sí más aún la aparición de los Quilapayún que, sólo poco antes de la media-noche, dieron inicio a su presentación con "La carta" de Violeta Parra, apera-dos con sus camisas negras, un arsenal de instrumentos de cuerdas, viento y percusión, un piano y afiatadas voces.

Mostraron intercaladamente canciones de la tradición más cercanas al público, melodías instrumenta. les, ritmos salseros y otras creaciones más complejas.

Pero su verdadero potencial escénico y musical lo exhibieron en el Teatro California. iluminación, humo, un fondo de luna, sol, estrellas, cielos radiantes y dramáticos, en un despliegue de lo aprendido con el director teatral Daniel Mesguish para el recital que hicieron en el Olympia de París en 1984, más textos entrelazados en la secuencia de canciones dando a ratos toques absurdos o surrealistas.

Los asistentes, atentos, de pronto se movían afiebrados con "Malembe" y su ritual negro para exorcizar de momios dictatoriales. Al poco rato reían con los verbos irregulares de u-no de los sketches: "yo voto, tú te abstienes/ él da un golpe de estado, nosotros nos exiliamos/ vosotros solidarizáis, ellos nos tienen hasta las pelotas" O se sorprendían con los titulares de periódico: "La derecha gana las elecciones/ la izquierda no gana, pero tampoco pierde", o "la izquierda gana las elecciones/la derecha no pierde, de-ja de ganar, que no es lo mismo".

Deudor de los músicos Sergio Ortega, Luis Advis, Gustavo Becerra, Juan Orrego Salas, y de los poetas Ne-ruda, Huidobro, Alberti y García Lorca, entre otros, Quilapayún tiene en sus filas a compositores como Eduardo Carrasco, Rodolfo Parada y Hugo Lagos, pero el baluarte modernizador es Patricio Wang. "Tenemos que elaborar estas vivencias de Chile. Creo que podremos trabajar con otros músicos chilenos jóvenes. La tradición de diálogo entre música docta y popular que se interrumpió en 1973 ahora está vol-viendo y ofrece un camino abierto. En la música contemporánea todo es posible", explica.

En el futuro, el grupo, que ha grabado 25 LP, tiene programada otra producción con Ortega, sobre Cristóbal Colón, a propósito de los 500 años del Descubrimiento de América. También muchas canciones nuevas, conciertos por Europa durante todo este año. En diciembre, o incluso antes, quizás vuelvan a Chile otro rato. "Si venimos en época de campaña política, queremos actuar en actos artísticos", advierte Parada: "Queremos abrir espacios propios para la cultura, no de relleno entre discursos"

El retorno definitivo quizás se dé en un par de años más. Por el momento se preparan por dentro y por fuera. Y tratan de entender. Porque aún están impactados. "Este país está en un desborde expresivo, como si viviera junto a un volcán a punto de estallar", reflexiona Carlos Quezada: "Me gustaría volver a un Chile menos tenso, más seguro de sí mismo, donde poder encontrarnos con la gente, de verdad".

Ana Maria Foxley


Quién es quién

Eduardo Carrasco. Cofundador y director. Profesor de filosofía. Estudió tres años en el Conservatorio Nacional de Música. Separado, dos hijos, un nieto. Vive en Chile desde noviembre pasado. Tiene una beca de la World University Service y trabaja en el Centro de Promoción Social. Toca piano y zampoña. Canta ocasionalmente en el grupo. Le decían La vieja.

Carlos Quezada. Ingresó al grupo en 1966. Estudió diseño y trabajó en ese campo. Casado con chilena. Dos hijos de 17 y 13 años. Tenor. Toca percusión.

Rodolfo Parada. Entró en 1968. Estudió ingeniería química, y tiene a su haber un post grado interrumpido en economía. Ahora hace su doctorado en sociología de la cultura en La Sorbonne. Casado en segundas nupcias con Katherine (francesa). Dos hijos del primer matrimonio y uno del segundo. Barítono. Toca guitarra, cuatro, contrabajo, zampoña y percusión. El es El huacho. "Estoy en un proceso de reencuentro que probable. mente se transformará en retorno. No creo que sea bueno tomar medidas drásticas, por la vida personal mía y la del conjunto. En lo personal tengo una responsabilidad: la de sentir que la historia mía está aquí y debe manifestarse de manera natural”.

Hernán Gómez. Se integró en 1968. Estudió ingeniería química. Hace un post grado en la Ecole D' Hautes Etudes de L'Amerique Latine. Casado con Pascaline (francesa). Dos hijos de 12 y 2 años y medio. Le dicen El pelao. No tiene grandes problemas para venirse, porque ella ha viajado dos veces a Chile y le gusta.

Guillermo García. Ingresó en 1974. Cantaba en los Quilapayún juveniles. Estudió música en el Conservatorio. Ahora está en Historia del Arte en la Universidad de Nanterre. Casado con Genevieve (francesa). Una hija de 6 años. Barítono. Toca guitarra y percusión. Le dicen El flaco. "Mi reencuentro con Chile es complejo. Es difícil volver. Allá yo vivo en un mundo que me está dando muchas cosas. Veo mi regreso a largo plazo, aunque sin romper con el grupo".

Hugo Lagos. Entró al grupo en 1972. Estudió pedagogía en música. Casado con Liliana (francesa hija de españoles). Una hija de 3 años. Toca jazz con los chilenos Matías Pizarro y Patricio Villarroel, y asiste a cursos de capacitación musical. "Tengo un sentido de pertenencia fuerte con este país entre la cordillera y el mar, donde todos escriben poesía”.

Ricardo Venegas. Entró en 1978. Fue del Quilapayún juvenil y después del conjunto Barroco Andino. Estudió geología. Sigue cursos de informática y computación aplicada a la geología. Toca bajo, zampoña, quena. Le dicen Farzán.

Patricio Wang. Ingresó en 1981. Estuvo en Barroco Andino y en 1976, en Holanda, donde vive, formó el grupo Amancay. Toca con un grupo de música contemporánea, el Hoketus. Es profesor de guitarra y composición del Conservatorio Real de La Haya. Hace producciones para danza y audiovisuales. Casado con chilena. Dos niños de 13 y 3 años y medio. Toca piano y otros instrumentos.