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Presentación de la Candidatura Quilapayún al
PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS ARTES 2025



ORÍGENES Y CONTEXTO

Quilapayún, el histórico grupo musical chileno fundado en 1965 y activo hasta el presente, no solo es uno de los máximos exponente de la llamada, Nueva Canción Chilena —donde brillaron artistas como Víctor Jara, Isabel y Ángel Parra, Inti Illimani, Illapu, por citar los más conocidos—, sino también uno de los nombres de oro de la Nueva Canción iberoamericana considerada en su conjunto.

Quilapayún fue creado por Julio Numhauser, Julio Carrasco y Eduardo Carrasco y actualmente lo forman el propio Eduardo Carrasco, Carlos Quezada, Hernán Gómez, Hugo Lagos, Guillermo García Campos, Rubén Escudero, Ricardo Venegas, Ismael Oddó, Sebastián Quezada, Ricardo “Caito” Venegas y Fernando Carrasco.

Precisamente de la mano de Víctor Jara, el conjunto se hizo un lugar en la música chilena en la segunda mitad de los sesenta. Vinilos como Por Vietnam (1968) o Basta (1969) —este último con canciones tan populares como La muralla, exitosamente versionada por Ana Belén, entre otros intérpretes— pueden tomarse como cifra de aquellas inquietudes.

Decir Quilapayún era en aquellos tiempos sinónimo de compromiso social. Esta bandera no se puede entender sin la experiencia de socialismo en libertad que se planteó por entonces en Chile y que culminaría con la presidencia de Salvador Allende en 1970 y cuyo trágico final en 1973 es de sobra conocido. Tampoco ha de olvidarse el calado que estaban tomando en toda Latinoamérica movimientos como la teología de la liberación. Era necesario dar respuesta a acuciantes cuestiones éticas y resultaba obligado denunciar las injusticias derivadas del desigual reparto de la riqueza. Al mismo tiempo, había espacio para postular la esperanza en una renovación del propio ser humano que fuese capaz de construir un mundo mejor. De estos mimbres están hechas no pocas de sus canciones. Un ejemplo sería Plegaria a un labrador, original de Víctor Jara y muy difundida por Quilapayún, donde se habla de “un hoy que puede ser mañana” y de otras ideas que constituyen todo un credo musical y ético del grupo.


CANTATAS Y VÍNCULOS CON LA MÚSICA ACADÉMICA

Quilapayún fue también un conjunto que supo dar forma propia a temáticas harto distintas a las citadas hasta ahora, Ciertamente, no faltan en su repertorio cantos de diversos países y géneros, así como temas de tono intimista o logradas canciones de amor. Pero incluso en estas últimas subyace casi siempre la idea de una nueva sociedad como marco de una experiencia amorosa verdaderamente real.

Por otro lado, su alta competencia musical los llevó a abordar proyectos que suponían una fusión de la música académica con la tradicional. El ejemplo más relevante es la Cantata Popular Santa María de Iquique (1970), del profesor y compositor chileno Luis Advis. Se enmarcaba dentro de una tendencia, bastante extendida en Latinoamérica, de cantatas, oratorios y misas con base folklórica, pero con factura propia de una obra académica de amplio aliento. Fue la más admirada de todo este tipo de composiciones. Como era previsible, la influencia de la Cantata —en la canónica interpretación de Quilapayún— se dejó sentir en diversas culturas musicales: baste recordar la Cantata del Mencey loco, de Los Sabandeños para certificar la anterior afirmación.

También hubo versiones y adaptaciones de la Cantata realizadas por grupos de teatro, orquestas, ensambles corales, grupos de danza y conjuntos musicales en Chile, Francia, España, EE UU y Argentina. El propio Quilapayún presentó, en diciembre de 2021, una versión con voces femeninas. Voces, por cierto, de destacadas cantantes chilenas, con cuyo papel protagonista se pretendía lanzar una llamada de atención sobre la poca visibilidad de la mujer en el universo artístico chileno. Esto ocurría más de medio siglo después de su grabación original, lo que deja bien claro que el espíritu crítico y la ambición artística del grupo no han desaparecido.

A estas obras de largo aliento se agrega, del mismo Advis, la Sinfonía de los Tres Tiempos de América, que Quilapayún grabó en Madrid con Paloma San Basilio, con quien la presentaron en 1988 en Extremadura.

Quilapayún colaboró con otros importantes compositores académicos, como Gustavo Becerra-Schmidt, Cirilo Vila, Juan Orrego Salas y Sergio Ortega. Y también bajo forma de cantata, han concluido en fechas recientes, la obra titulada Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, basada en los textos de Neruda y cuyo proyecto data de 1967.


ICONO DE RESISTENCIA EN EL EXILIO

El golpe de estado de Pinochet (1973) les sorprende de gira por Europa. No pueden retornar a su patria y se instalan en Francia. Se convierten de inmediato en un icono de la resistencia contra la dictadura y, más allá de esto, dejarían frutos artísticos de primer orden. Desde Europa, con el epicentro vital en París, Quilapayún emprendió una imparable actividad a escala planetaria. Tan intensa labor les permitió atesorar oficio y experiencia; y en tan sumo grado que han sido celebrados por la crítica como excelentes músicos profesionales, que se crecen en directos de proverbial calidad.

El retorno a Chile (desde 1988) dio paso en los 90 a una época de crisis de identidad —con pleitos y la duplicación del grupo en 2003— que en el nuevo siglo quedó solventada a favor de la agrupación liderada por Eduardo Carrasco, uno de los fundadores. De todos modos, tanto en esa época conflictiva como en lo que va de siglo, la agrupación ha publicado discos y celebrado algo más de cuatrocientos conciertos, en Chile, América y Europa. Habían entrado en la leyenda y su trayectoria en la música de autor era analizada en diversos estudios académicos. Llegaron también merecidos reconocimientos, entre los que destaca el Premio ‘Presidente de la República’, entregado por la presidenta Michelle Bachelet a fines de diciembre de 2017.


ALGUNAS CLAVES ESTÉTICAS

En las décadas de los 70 y 80, Quilapayún alcanza una sólida madurez y continúa matizando sus concepciones artísticas. Su pensamiento ético y social sigue vigente, pero empieza a despojarse de las a veces estrictas ataduras ideológicas que marcaron su primera etapa. El LP La revolución y las estrellas (1982) ha sido señalado como un punto de inflexión en esta línea y, en palabras de Eduardo Carrasco, establece como “finalidad última del ser humano el pensamiento, la creación artística y la cultura”. Por otra parte, la amistad con el pintor Roberto Matta alimentó el interés por el surrealismo, lo que se advierte en las nuevas sutilezas poéticas que se hallan en algunas de sus canciones.

Su música sigue profundizando en el imaginario andino, reivindicando así el legado latinoamericano frente al fuerte avance de lo que consideraban como una colonización musical anglosajona. Estaban al tanto de las investigaciones de folkloristas y cantautoras como Violeta Parra, por ejemplo; manejaban instrumentos autóctonos, como la quena, el pinquillo o el charango; pero sobre todo practicaron una transformadora relectura del folklore, tanto en ritmos como en giros melódicos o en cuestiones tímbricas. Esa hibridación de las herencias hispánicas (la lengua, las guitarras, ciertas formas...) con sustratos andinos y de otras músicas nativas, además de su propia inspiración, puede considerarse como el fundamento estético de su producción más personal. En cuanto a los textos, aparte de los propios, siempre estuvieron dispuestos a poner en música los versos más hermosos, como los de Lorca, Neruda, Alberti y otros muchos, presentados con un ropaje musical tan impecable como la ética llena de esperanza que anida en toda su obra.


LA RECEPCIÓN EN ESPAÑA

En cuanto a la recepción española de Quilapayún es preciso mencionar que, en las postrimerías del franquismo, había una España exterior, formada por el exilio y la emigración y que fue en este marco donde primero empezó a conocerse a Quilapayún. Se admitía que existían paralelismos entre el golpe de Pinochet y el franquismo y, a su vez, entre los exiliados de ambos procesos. Por eso, los Quilapayún no dudaron en actuar en actos de apoyo conjunto a España y Chile, como el de Argenteuil de octubre de 1973 o en el célebre festival Seis horas con España, (Bruselas, diciembre de 1973). Desde el exilio, no solo lucharon por la democracia en Chile, sino también por su restauración en otros países hermanos, como Argentina o Uruguay.

Pero el grupo tuvo también — en la España del interior — numerosos y memorables conciertos desde aquellos de Barcelona de 1974 (donde hubo que presentarlos a la censura como agrupación folklórica, bajo el paraguas de la asociación cristiana Agermanament) hasta fechas recientes, como su gira de 2024. Por ello, no sorprende que el ayuntamiento de Barcelona les organizase un solemne homenaje en el Saló de Cent en 2010, en memoria de aquellos históricos recitales en el Palau Blau Grana del año 1974.

Sus canciones gozaron de una sobresaliente presencia en los años de la Transición democrática. No engañaban sobre el color de sus gustos políticos, pero la calidad de su música y sus amenas y didácticas puestas en escena motivaban que a sus recitales —ante amplios públicos en pabellones deportivos, estadios o plazas de toros— acudiesen personas de todas las edades y condiciones. Traían aire fresco, libertad, esperanza, compromiso con los más necesitados y, naturalmente, muy buena música.

Cabe acotar que cuantitativamente, después de Francia y Chile, España fue y ha seguido siendo el destino más importante de Quilapayún.

No pocos intelectuales se hicieron eco de su trabajo, desde medios tan significativos como la revista Triunfo, el Equipo Ozono y la revista homónima, entre otros. La actual sociología de la música ya no se contenta aludiendo al modo en que este tipo de artistas refleja la sociedad de su tiempo, sino que demuestra fehacientemente que fenómenos como el de Quilapayún no reflejan la realidad por la sencilla razón de que la están construyendo.


CONCLUSIONES

El análisis de la documentación aportada en esta candidatura pondrá de relieve una serie de razones objetivas por las que el grupo Quilapayún podría ser un digno merecedor del Premio Princesa de Asturias. Entre ellas, cabe destacar:

—Una dilatada trayectoria que alcanza ya los 60 años.

—La grabación de más de una treintena de discos propios de larga duración y bastantes más en obras colaborativas, EPs, sencillos, registros audiovisuales, etc.

—La acción transformadora sobre el folklore chileno y la integración de muy variadas influencias en una obra de acusada ambición formal.

—La realización de más de dos mil trescientos conciertos por los cinco continentes, como paradigma de la Nueva Música Chilena.

—El influjo de su música y de sus presupuestos artísticos en otras culturas musicales, visible en las múltiples versiones de sus obras o en la inspiración que estas tuvieron en diferentes artistas.

—Su estrecha relación con España, precisamente desde los tiempos de la Transición, en cuyo proceso tuvieron parte activa con su música de compromiso y esperanza.

—Su contribución a la industria musical a nivel internacional, empezando por su papel en el sello DICAP (Discoteca del Cantar Popular) de Chile o su distribución por Odeón y, en España, por el mítico subsello Gong, de Movieplay.

Por todo lo cual —y por los significativos apoyos con que cuenta esta candidatura, algunos de ellos ofrecidos por personalidades sumamente ilustres—, se considera que los sobresalientes méritos artísticos de Quilapayún podrían perfectamente ser merecedores de un reconocimiento de tanto prestigio como el Premio Princesa de Asturias de las Artes.

(Texto de Ángel Medina Álvarez. Musicólogo. España)


CANDIDATURA APOYADA POR LAS SIGUIENTES PERSONAS
(en orden alfabético)

Isabel Allende Bussi
Expresidenta del Senado de Chile
Senadora
Vicepresidenta del Partido Socialista de Chile


Celsa Alonso González.
Catedrática de Musicología del Departamento de Historia del Arte y Musicología
Universidad de Oviedo
Investigadora Principal de GIMCEL Grupo de Investigación en Música Contemporánea en España y Latinoamérica


Julio Carlos Arce Bueno
Director del Departamento de Musicología
Universidad Complutense de Madrid


Gonzalo Camacho,
Profesor de etnomusicología Universidad Autónoma de México, UNAM


Marisa Candia
Periodista
Documentalista Editora de diversos programas de TV, Bloomberg
QuickTake, Nowness, 60 Second Docs


Valentín Carrera
Periodista
Escritor
Cineasta Presidente de la Fundación Biblioteca Enrique Gil


Joan Clos Matheu
Exalcalde de Barcelona
Exministro de Industria y Energía España
Exembajador de España en Turquía
Exdirector ejecutivo de ONU-Habitat


Marcelo de la Puebla
Concertista de guitarra
Profesor en el Conservatorio Profesional de Música "Cristóbal de Morales" de Sevilla
Máster en Historia de Hispanoamérica


Marcelo Gullo Omodeo
Historiador
Escritor
Profesor Universidad Nacional de Lanús
Investigador asociado Universidad Federal Fluminense, Argentina


Eileen Karmy
PhD in Music
Departamento de Artes Integradas Facultad de Arte
Universidad de Playa Ancha
Chile


Jesús María De Miguel Bárcena
Jurista
Profesor De Derecho Constitucional
Universidad de Cantabria
Escritor


Roberto Duran De la Fuente
Empresario
Presidente OTIC Cámara Oficial de Comercio de España en Chile
Director Fundación de Estudios Iberoamericanos Gonzalo Rojas


Romilio Espejo Torres
Bioquímico
Profesor titular Universidad de Chile
Investigador en Microbiología y Biotecnología
Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2018


Ana María Fernández García
Directora del Departamento de Historia del Arte y Musicología
Universidad de Oviedo


Teresa Freixes Sanjuan
Catedrática de derecho constitucional del Departamento de Ciencia Política y de Derecho Público de la UAB
Barcelona
España
Catedrática Jean Monnet Ad personam
Secretaria General de la Real Academia Europea de Doctores


Pedro García-Ramos
Diseñador
Museólogo
Artista plástico
Premio 2005 a la Trayectoria profesional de la Asociación de Profesionales del Diseño de España


Felipe González Márquez
Expresidente del Gobierno de España


Juan Pablo González Rodríguez
Profesor Titular del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y del Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado, SJ de Santiago de Chile


Alfonso Guerra González
Exvicepresidente del Gobierno de España


Ricardo Lagos
Presidente de Chile 2000-2006
Presidente de la Fundación Democracia y Desarrollo


José Lezcano
Realizador video y multimedia
Director de EjeaTB


Pablo de Lora
Catedrático de Filosofía del Derecho
Departamento de Derecho Público y Filosofía Jurídica Universidad Autónoma de Madrid
Escritor


Ángel Medina Álvarez
Catedrático de Musicología de la Universidad de Oviedo
Exdirector del Departamento de Historia del Arte y Musicología y vicedecano de la Facultad
Fundador del Grupo de Investigación en Música Contemporánea en España y Latinoamérica


Julio Ogas Jofre
Profesor Titular Universidad de Oviedo
Investigador Principal Proyecto Música en España y el Cono Sur Americano: Transculturación y Migraciones (1939-2001)
Director de Área de Apoyo a la Investigación


Félix Ovejero
Profesor titular
Departamento de Sociología Facultad de Economía y Empresa
Universidad de Barcelona
Escritor


Belén Pérez Castillo
Profesora del Departamento de Musicología
Universidad Complutense
Madrid


Gemma Pérez Zalduondo
Catedrática de la Universidad de Granada
Departamento de Historia y Ciencias de la Música


Pablo Romero
Músico, Productor musical
Investigador y divulgador de músicas del mundo


Ana Toya Solís Marquínez
Docente e investigadora de la Universidad de Oviedo (Contrato posdoctoral en la Universidad de Granada)
Departamento de Historia y Ciencias de la Música


José Luis Vergara Blanco
Asesor de comunicación
Exdirector del Grupo Panorama Profesional del ámbito de la exhibición, exposiciones y museología
Coordinador de la campaña de Quilapayún al Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025


QUILAPAYÚN Y ESPAÑA: UNA RELACIÓN DE AMOR

Coincide esta presentación de la candidatura de QUILAPAYÚN al PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS ARTES con la cercanía de dos aniversarios correlacionados con la agrupación musical, Chile, su país de origen y España.

En el pasado 2023, se cumplieron 50 años del Golpe de Estado en el país hermano de Chile, patria de quienes ahora presentamos, por cuarta vez, a la candidatura de estos distinguidos premios

Los terribles sucesos de aquel 11 de septiembre de 1973, fueron el inicio de una cruel dictadura para los chilenos que perdieron, durante años, su libertad y derechos cívicos.

El grupo Quilapayún estaba en esa dramática fecha en una gira europea, como Embajada cultural chilena, nombrados por el presidente Salvador Allende, para dar recitales en varios países del continente.

Esto significó de facto salvar sus vidas y no correr la desgraciada suerte de su gran amigo, el cantante y compositor Víctor Jara, el que durante un tiempo fue su director artístico, torturado y asesinado por la dictadura, pocos días después de la rebelión militar, al igual que otras personas.

Cabe recordar que en Chile vivían también miles de españoles que emigraron a aquel país en 1939, al final de nuestra desgracia guerra entre hermanos y allí habían encontrado una fraternal y salvadora acogida.

En aquellas fechas de 1973 y posteriores, fueron muchos los chilenos que encontraron refugio entre nosotros, en toda España, haciendo el viaje en sentido contrario al de nuestros compatriotas, 34 años antes. También entonces algunos españoles hicieron el «viaje de vuelta».

Quilapayún encontró finalmente asilo político en Francia y sus miembros fijaron allí su residencia, hasta la recuperación de la democracia en Chile y el ansiado regreso a su patria.

Ahora, también se cumplen 50 años, de sus primeros recitales en España, que tuvieron lugar el 20 y 21 de septiembre de 1974, en Barcelona.

Los recitales se convirtieron en un acto cultural, artístico y político de gran repercusión y de imborrable memoria para ellos y quienes asistieron a sus recitales. España vivía la lenta agonía de la dictadura y por la gran repercusión de estos actos, en Madrid fueron prohibidos por orden gubernativa. Una inesperada actuación en un programa de gran audiencia entonces, de sugerente nombre: «Todo es posible en domingo» hizo posible que muchos sorprendidos televidentes escucharan algunas de sus más conocidas canciones, La Muralla, Que lindas son las obreras... El director, hombre de convicciones demócratas lo hizo posible, arriesgando la continuidad del programa y su seguridad personal.

En aquellos momentos, los miembros de Quilapayún debieron salir de España, pero en su corazón se llevaron el imborrable recuerdo de aquellos días y pocos años después, pudieron actuar en todos los rincones de nuestro país, cientos de veces, donde fueron testigos, acompañando con sus canciones, de la recuperación de la libertad y la democracia en nuestra nación.

Y Quilapayún sigue visitándonos, porque siempre quieren volver a España, a la que aman y a la que «conocían España mejor que Chile» como hace años me comentaron.

Reproduzco ahora parte de un escrito del músico y compositor Marcelo de la Puebla, que magistralmente sitúa a Quilapayún en su estrecha relación artística y cultural con nuestro país:

«Por otra parte, considero a dicho conjunto como un importante elemento unificador de los pueblos hispanos «de ambos hemisferios», tal como rezaba el prólogo de la Constitución Española de 1812.

En efecto, además de enarbolar desde siempre el proyecto de unidad hispanoamericana, interpretando canciones y melodías de todo el continente (con instrumentos tan emblemáticos como son el charango boliviano, la quena peruana, el tiple colombiano o el cuatro venezolano), junto a numerosas canciones y composiciones más elaboradas como la cantata Américas (con letra de Pablo Neruda y música de Gustavo Becerra), la poesía y el cancionero popular español forman parte del repertorio de Quilapayún desde los tiempos iniciales hasta la actualidad.

Así, ya en el primer álbum figura el poema «La pérdida» de Juan Ramón Jiménez, musicalizado por Eduardo Carrasco. En las siguientes publicaciones fueron incluidas «Canción de Frondoso» (poema extraído del Fuenteovejuna de Lope de Vega, musicalizado por Federico García Vigil), Memento (del Poema del cante Jondo de Federico García Lorca, musicalizado por Becerra), además de Los destacagados (texto de Rafael Alberti musicalizado por Eduardo Carrasco). Entre las numerosas canciones del folclor español que fueron interpretadas por la agrupación, podemos mencionar El Tururururú, El Remendé, En qué nos parecemos, o la sevillana La flor del romero de Manuel Pareja Obregón, además de varias canciones del cantautor madrileño Chicho Sánchez Ferlosio.

En estos tiempos actuales marcados por la conflictividad entre nuestros pueblos hermanos y un cierto relato oficial hostil a nuestra unidad, la candidatura de Quilapayún me parece muy necesaria para presentar la defensa de la Hispanidad y la promoción de nuestras artes y letras hispanas con una visión transversal, superando los dogmas ideológicos del momento, y apostando por un futuro de esperanza.

Quilapayún es arte, Quilapayún es cultura, Quilapayún es Hispanidad.

En sus más de dos centenares de conciertos, hicieron de España también su querido país de adopción y se sintieron siempre integrados y apoyados, haciendo gala de sus raíces comunes con nosotros.

Entre sus canciones, dieron cabida a poetas españoles y con músicos y cantantes españoles y han colaborado durante todos estos años en sus recitales y en registros fonográficos.

Puede decirse que Quilapayún ama a España y sin duda los españoles agradecidos les dimos, incondicionalmente, afecto y solidaridad. Nada mejor que recordar algunas palabras pronunciadas por su fundador y director Eduardo Carrasco con motivo del homenaje que en 2010 recibieron de la ciudad de Barcelona en su Ayuntamiento.

«Después vino el exilio nuestro. En Francia, hermanados como estábamos en la tragedia de nuestros países, sin dejar de cantar por nuestra patria, seguimos cantando por España, participamos en innumerables conciertos de solidaridad con la lucha por la democracia del pueblo español en diferentes países de Europa. Nuestras causas eran una sola causa y creo que todos los que vivieron esas campañas son testigos de nuestro deseo de que este país recuperara al fin su libertad...

Cuando salimos al escenario nos encontramos con un desborde de emociones que no habíamos presenciado nunca antes, y que tampoco presenciamos nunca después de esos días. Todo el mundo quería expresarse y lo hacía buscando pretexto en una mínima frase, en una palabra, en un subentendido. No necesitábamos decir abiertamente nada, bastaba con sugerir, con hacer una breve alusión o un leve gesto y el Palau Blaugrana, en Barcelona, se venía abajo...

Como resultado de esta explosión de libertad, el concierto en Madrid fue prohibido. Se nos sugirió que saliéramos cuando antes del país y así lo hicimos. Cruzamos la frontera de vuelta con España definitivamente en nuestros corazones...».

La amistad, la solidaridad en tiempos difíciles, la continuada fraternidad en estos 50 años que muchos conservamos con ellos, conociéndolos personalmente o escuchando sus tantas e inolvidables canciones, sus reiteradas manifestaciones de cariño por España y nuestras gentes, y la nuestra por la de ellos; la generosidad de quienes de inmediato al pedírselo y sin dudar, han dado su apoyo a esta iniciativa, son argumentos para hoy nuevamente someternos a la consideración del Excelentísimo Jurado.

Ellos nos quisieron y siguen haciéndolo cada día y en cada ocasión. Nosotros también, en una sólida reciprocidad, y deseamos que este aprecio y consideración sea manifestado por quienes participan en la prestigiosa institución española, que sabe valorar y premiar el talento, la trayectoria vital y el buen hacer de tantas gentes y entidades, como han demostrado desde su creación.

(Texto de José Luis Vergara, Coordinador de la candidatura)



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