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Viva la música libre!
FuentePeriódico: L'EST RÉPUBLICAIN Fecha13 Marzo 1999 PaísFrancia


Edición transcrita/traducida

Cálido concierto anoche en el Espacio Sadoul del incombustible grupo chileno Quilapayún.

El alcalde Robert Bernard recibió con emoción a un grupo que ya había pasado por Saint-Dié en... 1974. Siempre vestidos de negro, pero con el sol de la libertad en la voz y en los ojos.

Más de trescientas personas asistieron anoche al concierto del grupo chileno Quilapayún en el Espacio Sadoul. Un gran momento de música clara y en evolución, ya que la formación emblemática de la lucha contra la dictadura demostró que no se ha quedado encerrada en la “canción protesta” de los años oscuros. Ovacionados por un público entusiasta, entre el cual había una fuerte representación de la comunidad chilena y peruana de Nancy, los compañeros del exilio mezclaron su nostalgia andina con sonoridades tan alegres como modernas. Todo esto acompañado de un conjunto de instrumentos tanto tradicionales como contemporáneos. Una fusión que los mantiene, más de veinte años después de su surgimiento, como embajadores de la música latinoamericana.

Una lucha universal

Pero Quilapayún es, de manera imborrable, un compromiso permanente con la Libertad. Algo que no dejó de recordar con verdadera emoción el alcalde Robert Bernard en su discurso de bienvenida. Enumeró los pequeños y grandes impactos de la Historia: la toma del Palacio de La Moneda en 1973, el concierto de Quilapayún en Saint-Dié en 1974, poco después de la inauguración de una plaza Salvador Allende bajo la alcaldía de Pierre Noël, y la espera de un juicio internacional para Augusto Pinochet. En respuesta, el líder del grupo agradeció a Saint-Dié y a Francia por una solidaridad que nunca ha flaqueado.

También saludó el compromiso del Reino Unido, de España, del juez Garzón y de “todos los que nos devolvieron la esperanza en la Justicia...”. Porque, siempre vestidos de negro, los músicos chilenos más conocidos del mundo muestran claramente su voluntad de no renegar jamás de una lucha que consideran universal. Por eso, el público del Espacio Sadoul no se sorprendió al reencontrarse con las melodías de una época en que cantar era luchar. También supo apreciar la nueva juventud de un grupo que bebe del pasado de su continente de origen, para afrontar mejor un futuro que desea soleado para siempre.

F. Z.