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Quilapayún: renovarse para sobrevivir
FuentePeriódico: EL DIARIO MONTAÑÉS Fecha2 Mayo 1992 PaísEspaña


Edición transcrita/traducida

El grupo chileno presentó, con gran éxito, sus nuevos modos musicales en el centro cultural de Caja Cantabria

Quien iba a decir que Quilapayún trocaría un día el poncho de luto riguroso, el gesto dolorido, y la diatriba antiyanqui por la elegante camisa de seda azul y los acordes salseros de «La batea». Pero es el signo de los tiempos para los folkloristas sudamericanos, incluso para aquellos más legendarios: renovarse para sobrevivir.

Quilapayun lleva a cabo con notable éxito esta difícil metamorfosis, según se ha podido comprobar en las dos actuaciones del jueves en el Centro Cultural Modesto Tapia de Caja Cantabria con las que iniciaron su gira en Cantabria. Claro está que los siete componentes del grupo chileno son músicos formidables y multidisciplinarios. Todos y cada uno de ellos pasan con naturalidad y conocimiento de los instrumentos de cuerda a los de viento, y de los teclados a la percusión, en una cuidada puesta en escena.

El piano. el sintetizador y las guitarras eléctricas se han incorporado sin traumas al bagaje musical autóctono de Quilapayun A la inversa, la quena, el sikus y el charango se adaptan como un guante a las partituras clásicas e incluso al rock, como dieron muestra en la interpretación de «Eleanor Rigby» de The Beatles.

Salsa, ritmos africanos, música docta, y los tradicionales sonidos, solos o entreverados, perfilan los nuevos modos de Quilapayun que en lo musical, conservan la calidad de siempre. La conjunción vocal puede mejorarse. La interpretación de un poema de Lorca «a capella» -sin soporte instrumental- no fue lo mejor de la noche.

Las letras de los nuevos temas reflejan muy bien esa coyuntura de cambio en un grupo con 27 años de historial: la búsqueda de nuevas referencias vitales y artísticas al dejar atrás casi dos décadas de exilio y de compromiso ideológico en la creación musical.

Al público le gustó el nuevo Quilapayun; sobre todo a los más jovenes que gozaron los ritmos más calientes del nuevo repertorio. Ouizá los nostálgicos -barbas encanecidas y pañuelo palestino- se sintieron algo defraudados por
tanta novedad.

En todo caso, Quilapayún no renuncia a su pasado glorioso ni olvida a los puristas. Sonó un retazo de la cantata «Santa María de Iquique», Salvador Allende fue evocado y cuando las cuerdas del cuatro principiaron el joropo venezolano que introduce «La muralla», el Modesto Tapia acogió la mejor ovación de la noche. Fue también una jornada histórica para el propio grupo: Patricio Castillo volvía esa noche a actuar con Quilapayun después de 22 años de ausencia.

Tras actuar ayer en el Teatro principal de Reinosa, Quilapayun ofrece hoy su última actuación en Cantabria, en la feria de Muestras de Torrelavega, a las 20 horas.

Jesús Serrera