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En la medianoche cantó Quilapayún
FuentePeriódico: FORTÍN MAPOCHO Fecha3 Febrero 1989 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Pasada la medianoche del miércoles se cumplió la esperada actuación del grupo Quilapayún en la cancha del Santa Laura, luego de las presentaciones de Keko Yungue y Congreso.

El Encuentro Para el Nuevo Tiempo, organizado por la productora La Gárgola, se inició pasadas las 21 horas y se prolongó por más de 4 horas y media. Hubo eficacia en lo técnico y en lo musical, aunque el atraso de una hora dejó a mucha gente a pie a las 2 de la mañana.

Keko Yungue dio a conocer sus últimos trabajos muy bien acompañado por Angel Parra, Pablo Lecaros y Sebastián Piga, en guitarra, bajo y saxo, respectivamente; también por Cheo, su amigo guitarrista de España, quien sorprendió al público por la rapidez en el punteo, llevando a todos a gritar "¡Cheo, Cheo!" en vez de "¡Keko,Keko!”

Congreso hizo su número acostumbrado con un tour de los temas compuestos en sus 20 años de vida. Nadie desconoce que se trata de uno de los mejores grupos chilenos del momento. El gran interés de Sting así lo demuestra.

Lo ambicioso del programa hizo que los quilapayunes comenzaran su parte después de las 12 de la noche, dado que cada grupo se tomó alrededor de hora y media (incluida la instalación de instrumentos).

Quilapayún así, actuando ante un público que lo esperaba ansiosamente y cumpliendo, por fin, el gran anhelo de cantar ante una gran multitud (cerca de 10 mil personas), comenzó con La carta, en un homenaje a Violeta sobre el apresamiento de su hermano Roberto, el autor de La Negra Ester. Siguió con temas como Vamos mujer, Te recuerdo Amanda, de Victor Jara, con ese punteo en clave descifrado por Sensible, más una versión instrumental de Eleanor Rigby, de Los Beatles.

El grupo, como siempre, dio cuenta de sus variados recursos, principalmente vocales, en temas como La muralla o Es el colmo que no dejen entrar a la Chabela. En el momento de la despedida no vacilaron en entonar El pueblo unido y La batea, temas que la gente siguió cantando mientras despejaba las graderías.