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Cantar a lo que une y no a lo que divide
FuenteRevista: CAUCE Fecha14 Abril 1988 PaísChile


Edición transcrita/traducida

ENTREVISTA A QUILAPAYÚN: Decir NO puede servir para comenzar a abrir las ventanas de la casa.

¿Qué pasa con el Quilapayún a estas alturas de la vida?

-Pasan muchas cosas. Tantas, que habría que escribir un libro para resumirlas. Por lo demás, es precisamente lo que hemos hecho. Estamos esperando noticias de un editor para que ese libro se publique en Chile o en Argentina. En lo musical acabamos de sacar un disco, "Survarío", neologismo donde se reúnen el desvarío y el sur. Definitivamente nosotros somos del sur. Por otro lado, para seguir cantando en estos años más bien tristes hay que estar bastante loco.

-¿Y en que consiste vuestra locura?

-Nuestra locura es simple. Consiste en creer que con la canción se puede ayudar a construir un país. Chile no ha sido inventado. Lo que existe con ese nombre es más bien un resultado de casualidades, el residuo que queda después del choque de muchos proyectos que nada tienen que ver el uno con el otro. A nosotros nos interesaría que esto empezará a tener un poco más de conciencia.

-Pero buscar la coherencia no tiene nada que sur con la locura.

-En un país incoherente si tiene que que ver. Es precisamente lo raro, lo insólito.

-¿Y cómo la canción puede aportar empiece a dar esta coherencia

-Muy simple. Buscando cantar lo que une y no lo que divide. Desde hace tiempo nosotros estamos tratando de interpretar esto central, algo así como el alma de Chile, el punto donde todos los chilenos dignos puedan llegar a entenderse. Por supuesto esto es difícil de lograr, pero a veces se nos ha dado. La Muralla sigue cantándose por todos lados como una canción que simboliza la unidad. En cierto modo la Cantata Santa María hablaba también de esto (“unámonos como hermanos..etc”) y muchas canciones del exilio han seguido por el mismo camino.

-¿Esto quiere decir que de izquierdistas se han pasado al centro?

-Seguimos siendo izquierdistas, si esa denominación tiene todavía algún sentido. Pero también la izquierda tiene su centro. El centro de la izquierda en ese punto donde ser de izquierda no es excluyente, donde tus posiciones políticas abren un espacio para el diálogo con el adversario. No por supuesto con el enemigo que quiere eliminarte, pero sí con el adversario que quiere un enfrentamiento leal contigo. Ser de izquierda no tiene por qué equivaler a ser terrorista o a radicalizarse hasta la criminalidad. La izquierda más verdaderamente izquierdista (eficaz. positiva, constructiva) es la izquierda democrática. Allende, Neruda, Víctor Jara son ejemplos de esta izquierda, no de la otra. Los tres detestaban el ultrismo. Todos los partidos democráticos chilenos tienen un centro, los de derecha y los de izquierda. Es con el centro de todos ellos que se podrá llegar a darle algún día un centro al país.

-¿Te parece que Chile esta descentrado?

-Está descentrado porque los extremistas de uno y otro lado lo han puesto ante una alterativa extremista. Fíjate en el extremismo de la justicia chilena por ejemplo: crímenes con culpables amparados por las instituciones de la justicia, jueces que se intimidan y que se transforman en instrumentos de la injusticia, leyes para inocentar criminales, etc. Frente a esta situación ¿qué pueden hacer las víctimas? No existe centro por ningún lado. La justicia es el centro, no el extremo. ¡Para qué hablar de otras instituciones!

-¿Y qué se puede hacer entonces?

-Construir el centro. En este momento todos los partidos responsables debieran ser de centro. Debieran volverse hacia su propio centro y ponerse a construir responsablemente el centro. De ese modo los extremismos quedarían reducidos a su minima expresión, como es lo natural en cualquier país civilizado. Sólo el centro puede hacer justa la justicia, culta la cultura, universal la universidad, económica la economía, patriótica la patria, etc., etc.

-¿Y este pensamiento tan centralista es un resultado del exilio?

-Si entiendes la pregunta en el sentido de que es el hecho de estar en Francia lo que me hace pensar así, no, no es un resultado del exilio. Si por el contrario la entiendes en el sentido de que, en cuanto exiliados, lo que ahora pensamos es un resultado de ser víctimas de una arbitrariedad extremista, sí, sí lo es. Hace 14 años que estamos preguntando en los consulados chilenos las razones por las cuales se nos ha exiliado. Nunca se nos ha dado ninguna respuesta. Este tipo de atropellos no se comente en otras partes del mundo. Es increíble que en Chile todavía puedan ocurrir estas cosas. ¿Te das cuenta que nos han exiliado sin ninguna acusación concreta, sin ningún juicio y sin siquiera explicamos el porqué? Por supuesto que en estas condiciones ni siquiera podemos defendemos. Este tipo de arbitrariedades y otras más sangrientas han hecho de Chi-je un país de pésima imagen para el resto del mundo. Cuando se habla de Chile es para lamentar las víctimas o para acusar a los responsables de los crímenes. La obra de Pinochet ha hecho inútiles los 4 mil kilómetros de costa, la majestad de la cordiIlera, los volcanes y los lagos. Para qué te digo nada de las empanadas y el vino tino!

-¿Crees entonces que estamos fritos?

-No estamos fritos. Todavía nos queda la posibilidad de decir NO. No es muy amplio como espacio pero puede servir para comenzar a abrir las ventanas de la casa.

-¿Ustedes están por participar en el Plebiscito?

-Por supuesto. ¿Y qué quieres que hagamos? Lamentablemente desde el exilio no podremos votar, pero creemos que en las condiciones en que está Chile, negarse a participar en esto es francamente una irresponsabilidad. Los que se niegan están actuando ciegamente. No es la primera vez por lo demás. Ojalá que todos los chilenos se inscribieran y votaran. Ese es un camino concreto para cambiar la situación. Así se construye el centro. Hoy día el centro de Chile es un gran NO descomunal, mortífero, justiciero, pero también constructivo. Es un NO chileNO, ciudadaNO, hermaNO, saNO, cristiaNO, por los derechos humaNOs, latinoamericaNO, etc., Nunca un NO había sido tan formidablemente positivo.

-¿Y entonces en qué linea política se reconocen?

-Nosotros nos reconocemos ampliamente en el PPD y apoyamos esta iniciativa resueltamente. Ese es un verdadero partido de centro. Tal vez no sea centrista, pero pertenece al centro de que te hablaba recién, al centro de Chile, al centro que Chile necesita para salir del descentramiento en que está y volver a girar en torno a sí mismo. Chile hoy día es un planeta dislocado, las fuerzas que lo gobiernan son las de la dispersión y de la desintegración. Necesitamos que Chile vuelva a ser Chile, un país democrático y civilizado que no haga pensar más en violencia, quemados, torturados, exiliados, guerras, fusiles, injusticias sino por ejemplo, en paisajes, humanidad, canciones, democracia, poesía, etc. Para eso sirve el PPD. Junté monos todos en el PPD y dejémonos de historias de militares. Volvamos a la civilización. Hagamos patria.

-¿Y qué piensan de la actitud de Argel Parra que se niega a volver hasta que se vayan los militares?

-Nos parece una actitud que hacía falta. De repente a los chilenos se les olvida el grado de arbitrariedad y de injusticia en que hemos vivido en estos años de dicta-dura. Algunos cuando reciben la noticia de que por fin los dejan entrar a Chile les parece estar recibiendo una especie de regalo o algo así. No me extrañaría si muchos exiliados que no tiene nada de qué reprocharse comenzaran a sentirse hasta culpables. Se olvidan de que en el fondo se les está restituyendo un derecho que sólo en Chile está puesto en cuestión y que son las autoridades chilenas las que están en el sillón de los acusados. Nosotros somos inocentes. INOCENTES y VICTIMAS. Dicho esto y valorando la actitud moral de Angel no creemos que ésta tenga que ser la conducta general. Cada cual hace lo que le parezca bien hacer. Nosotros, si nos dejaran entrar, probablemente iríamos a Chile, aunque más no fuera para constatar si existe o no existe. Quisiéramos coronar nuestra carrera con esa vuelta a Chile. Después, que pase lo que pase. Pero volver a cantar en Chile debe ser una experiencia maravillosa, una suerte de premio que a muy pocos les está dado recibir. Primero porque no todos cantan y segundo porque no todos los que cantan están conectados con el centro de Chile. Chabela Parra vivió ya esta experiencia y nos contó lo que era. Volver a cantar en Chile es lo mejor que nos puede pasar en nuestra vida.

Y no temen que con el paso del tiempo los chilenos se hayan olvidado de ustedes?

-Para decirte la verdad nunca se nos pasa por la cabeza semejante idea. Los chilenos pueden tener muchos defectos, pero no el de la ingratitud.

-Pero los cambios políticas del grupo ¿no se han traducido en una pérdida de un público que antes los apoyaba?

-El público ha cambiado con nosotros. Es Chile el que ha cambiado y el Quilapayún como parte de ese Chile. Yo creo que el cariño permanece intacto.

-¿Y en que están trabajando ahora?

-Acabamos de hacer una gira por Austria, después de recorrer algunas ciudades del sur de Francia. Tenemos varios proyectos caminando. En julio vamos a estrenar la sinfonía de los Tres Tiempos de América de Luis Advis en Amsterdam y en Extremadura, en España. Canteremos por primera vez en el Teatro Romano de Mérida, que es uno de los teatros más hermosos del mundo. En lo demás seguimos haciendo canciones y viajando, como siempre.

-¿Y saben de lo que pasa en Chile en el terreno musical?

-Estamos bastante informados. Nos gusta bastante el movimiento de los jóvenes. Cada generación cambia su estilo y lo que están haciendo hoy día grupos como Los Prisioneros por ejemplo es probablemente lo que nosotros mismos hubiéramos hecho si tuviéramos veinte años. Nosotros tenemos veintitrés años, pero de canto. Esto no es para lamentarlo, al contrario. Seguimos vivos y haciendo lo nuestro.

Que cada cual haga lo suyo. Si fuera verdad que el centro que andamos buscando existe y fuera verdad también que es de ese centro que todos los verdaderos artistas chilenos extraen sus canciones, entonces querría decir que nosotros, Los Prisioneros y todos los que han intentado renovar la canción chilena, hemos estado siempre haciendo lo mismo.

-¿El nuevo disco saldrá en Chile?

-Sí, ya está saliendo, según nos informa Ricardo García.

-¿Un saludo para el público chileno?

-Si yo tuviera un país, te lo daríamos
y haríamos un país así de grande
en el que cupieran todos los países
e incluso los países que no están en el mapa
por ser países de los que no tienen país.
Y no iríamos de país en país
cantando los países
e inventándolos.

Pero lo malo es que por ahora
yo no puedo:
¡me falta mi país!
Te ruego entonces que me esperes.
Tal vez mañana, hoy día no.
Tal vez mañana
me falte algo menos que esto.
Por ahora no puedo.
Se me acabó el país.

Pedro Carmona