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Este es otro Quilapayún
FuentePeriódico: LA ÉPOCA Fecha10 Mayo 1987 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Aunque no reniegan del pasado

El conjunto musical chileno tiene ya 22 años de vida. Su temática e intereses son distintos a los de la década del setenta. "Preferimos vivir en el futuro”, dicen.

Los nueve “quilapayunes” son casados, cinco con chilenas y cuatro con francesas. De esos matrimonios nacieron solo dos hijos en Chile, y el resto, dos en Alemania y doce en Francia. De la nueva generación, dos contrajeron matrimonio con francesa y francés respectivamente. Ya hay un nieto en el "clan Quilapayún", integrado ahora por 37 personas.

El conjunto salió de Chile el 21 de agosto de 1973. Formaba parte de la comitiva que acompañó al canciller de la época, Clodomiro Almeyda, a la Conferencia de Países No Alineados, en Argelia. El domingo nueve de septiembre de 1973, regreso Almeyda a Chile. El Quilapayún siguió viaje a Paris, para cumplir con el segundo objetivo del viaje, actuar en el Olimpia.

Gira sin retorno

Fue el primer conjunto chileno que actuó en ese famoso teatro. Eso ocurrió el 15 de septiembre de 1973, tal como estaba programado. Sus integrantes tenían pasaje de regreso para el 21 de septiembre. Pero hasta la fecha, no han podido regresar. Cinco de sus miembros, los "históricos" están impedidos de entrar a Chile.

Además de sus innumerables recitales en más de 35 países -prácticamente toda Europa, occidental y socialista; América Latina, países de Africa, Estados Unidos y Canadá- el Quilapayún ha producido en el exilio quince longplay, que se suman a los once de que fueron autores en Chile a partir de aquel día en que por primera vez cantaron en la Peña de Valparaíso, en 1965.

Actualmente, están instalados en Paris. Más precisamente en Colombes, periferia de la capital de Francia. “Desde hace bastantes años que nuestra vida aquí ha dejado de ser un paréntesis", dice Eduardo Carrasco. "La vida cotidiana real nos ha arraigado de manera profunda a esta realidad, a esta sociedad. Francia ya no es para nosotros un lugar de paso”.

-¿Qué es Chile, para ustedes, entonces?

(Carrasco pide permiso, va a su pequeño escritorio y trae un largo, poema suyo titulado "Mi País". Estos versos son, desde hace algún tiempo, elemento introductorio en sus recitales). Y lee:

"Mi país es un barco a la deriva.
Mi país es el naufragio.
Mi país es la barca en que naufrago
el mar en que me ahogo y la playa a la que llego nadando a duras penas.
Mi país es una rueda
un punto sobre el cielo
un nosotros
un paso y otro paso
un sueño y otro sueño
la sombra que mi cuerpo va dejando
al caminar.

-Hablar del Quilapayún, de alguna manera, es evocar la historia de un éxito desde el punto de vista artístico. ¿Vol-verían a Chile, donde las posibilidades de "resonancia" son muy inferiores?

-“El éxito" es un concepto o una palabra que sirve para una mirada exterior a nuestro propio quehacer, es lo que se ve desde afuera, es algo terriblemente engañoso, casi una trampa. Lo que nosotros entenderíamos como un éxito no sabemos si lo hemos alcanzado o no.

"Nos preguntamos lo siguiente: ¿Es que el pueblo chileno se va a apropiar legítima : y verdaderamente de lo que , nosotros hemos hecho en estos 22 años? Hemos sido aplaudidos, hemos podido vivir: de nuestras creaciones y nuestro canto pero, ¿qué significa eso, si eso queda volando en el aire y no se instala en una tradición de poesía y de canto del pueblo chileno?”.

-¿Cómo ven el regreso si fuera posible hoy mismo?

-Lo principal de la vuelta a Chile es el regreso de lo que : nosotros hemos hecho. ¿Sinceramente, no hemos dejado de estar en Chile, no hemos dejado de sentirnos una parte de Chile. Es eso lo que tiene que tener una confirmación en nuestro país, pero como personas puede que ya no podamos volver. El tiempo es fatalmente irreversible, por eso lo que se ha hecho en contra de los exiliados no tiene perdón. Se nos ha empujado. forzosamente a una vida que no elegimos y que ya se ha transformado para nosotros en destino.

-¿Se han imaginado alguna vez actuando nuevamente en el Caupolicán, por ejemplo?

-Muchas veces hemos soñado cómo tiene que ser nuestra vuelta, y creemos que tenemos un doble deber. Uno, frente al pasado: tenemos que mostrarle a la gente que se ha interesado en nosotros, que seguimos siendo los mismos a pesar de nuestra larga ausencia. Otro, frente al presente: tenemos que mostrar que hemos cambiado, que ya no somos los mismos. Que el tiempo no ha pasado en vano.

-¿Cambiar ha significado : no incluir en los recitales, por ejemplo, el "Venceremos" o : el "Pueblo Unido", hecho que ha sido motivo de algunas críticas?

-Entre otras cosas también ha sido eso, porque para nosotros se trata de inventar las respuestas de hoy día. Las respuestas musicales que teníamos ayer no nos sirven hoy, no nos convencen hoy, lo cual no significa renegar del pasa-do. Algunas canciones del pasado siguen vivas, Otras no. Las que murieron no las hemos enterrado nosotros: fue la vida, la historia, las circunstancias, el tiempo, lo que las hicieron desaparecer.

-Pero para algunas personas esas canciones no han desaparecido.

-Nosotros decimos 1987 y pareciera que esa fuera la denominación del tiempo en que todos vivimos. La verdad es que coexisten muchos tiempos. Algunos viven en el pasa-do, otros en el presente, otros en el futuro. Nosotros quisiéramos ser de estos últimos.

-¿Cómo ven al Chile de hoy?

-Como un país preocupante, por decir lo menos. Polarizado, de fuerzas dispersas, como un país sin centro. Estos son los triunfos de la dictadura, sus logros más evidentes.

-¿Sólo eso es Chile desde la perspectiva del tiempo y la distancia?

-Evidentemente que no. Hay reservas históricas que tienen que permitir algún día construir algo más civilizado, pero por el momento no se ve cómo eso podría suceder, sin , que todas las instituciones chilenas entren en crisis y hagan su autocrítica.

"La única institución -a nuestro juicio- que ha conservado su inocencia y que efectivamente ha jugado y juega un rol constructivo, de aliento, esperanzador de una real sensatez, es la Iglesia Católica chilena.

-Esta visión de la Iglesia Católica, tiene que ver con los llamados "cambios" del conjunto?

-Cuando Fidel Castro nos vio por primera vez en La Habana, en 1970, se rió mucho de nuestras vestimentas de largos ponchos negros y nos dijo que parecíamos curas. No lo éramos, no lo somos. No somos católicos.

"Nuestra apreciación de la Iglesia Católica surge simplemente de nuestro deseo de ser leales a lo que vemos como una verdad. Todos los chilenos deberíamos practicar esta lealtad para por fin entendernos. Esto es lo que llamo construir el centro: un punto que nos permita a todos ponernos de acuerdo, reconociendo nuestra identidad y respetando nuestras diferencias.

Miguel Budnik