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Quilapayún difunde la música de las Américas
FuentePeriódico: LA VOZ HISPANA DE COLORADO Fecha14 Mayo 1986 PaísEEUU


Edición transcrita/traducida

El auditorio de Loreto Heights está lleno a capacidad. El público es una combinación de latinoamericanos, activistas políticos y amantes de la música. El arte es el gran unificador. Todos esperan a Quilapayún, el famoso grupo chileno que ahora vive en el exilio.

Finalmente, ocho figuras vestidas con ponchos negros entran al escenario, entre vítores y aplausos, y comienzan a tocar. Son Carlos Quezada, Hernán Gómez, Rodolfo Parada, Guillermo Oddó, Hugo Lagos, Guillermo García, Ricardo Venegas y Patricio Wang, todos chilenos. El director del grupo es Eduardo Carrasco, poeta y músico.

Su música habla de patria, amor, mujer, belleza, vida y muerte. La extraordinaria poesía en cada canción se combina con una melodía increíble y con el talento de los cantantes e instrumentistas, hipnotizando al público. Las canciones son tiernas, tristes, alegres o cargadas de dignidad e ira. En todos los casos, emanan una energía e intensidad impresionantes. También cantan a capella, una forma difícil que dominan con gran belleza.

Quilapayún ha cambiado mucho desde su última presentación en Denver, hace siete años. Ahora son más sofisticados. Su repertorio incluye todo tipo de ritmos latinoamericanos, incluyendo música clásica que interpretan con sus instrumentos andinos. Pasan de la bossa nova a la salsa y a Mozart con gran soltura.

“Nuestra música ahora es ecléctica, queremos hacer una síntesis de la música latinoamericana”, dice Carrasco. Tocan música cubana de forma maravillosa. Se han presentado tres veces en Cuba, y Carrasco afirma que Cuba es ahora el líder de la música latinoamericana en este continente. “La música cubana es muy fuerte, parte del paisaje latinoamericano”, dice Carrasco.

La música de Quilapayún es ahora más alegre. Irradia vida, ya sea en forma de alegría sensual o como fuerza e ira. El Eros creativo se manifiesta en ambas formas. El lamento indígena ha sido reemplazado por la protesta y la lucha. El movimiento enérgico ahora reemplaza al dolor, y cada ciertas canciones, aparecen proverbios, preguntas (“¿Por qué Colón no descubrió España?”) y bromas de un humor ingenioso e increíble. El público está fascinado. Este es un nuevo Quilapayún. Esperaban una quena desgarradora y, en cambio, la usaron para tocar una pieza clásica. Ya no son un grupo folclórico, sino un conjunto sofisticado y multinacional que interpreta música de todas partes. Son únicos en el sentido de que han incorporado estilos europeos, latinoamericanos y caribeños, tocándolos todos con instrumentos indígenas milenarios y dándoles su estilo característico.

Pero el público esperaba más canciones políticas. “El pueblo unido jamás será vencido”, un clásico del repertorio de Quilapayún, no fue interpretado. “Estamos tratando de ampliar el contenido de nuestra música”, dijo Carrasco. “Queremos provocar todo tipo de emociones, no solo las políticas”.

Parecería que están intentando reducir su repertorio político. Quizás sea su única alternativa en esta gira por Estados Unidos.

María Montelibre