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Quilapayún: humor incluido
FuentePeriódico: DESCONOCIDO Fecha12 Diciembre 1986 PaísFrancia


Edición transcrita/traducida

“Tres barbudos” por un mundo mejor, un mundo de amor, de libertad, por una revolución de las estrellas, por un país maravilloso donde los hombres tengan el deber de la sonrisa.

¿Quiénes son? ¡Quilapayún! En la lengua de los indígenas chilenos, este nombre significa “tres barbudos”. Los tres barbudos del comienzo que forman el núcleo del grupo desde 1965. Un homenaje a los barbas de Fidel Castro.

Hoy en día, los barbudos ya no son necesariamente barbudos, y ya no son solo tres. En total, son diez. Sobre el escenario pueden ser seis, siete u ocho. El jueves por la noche, eran seis en el Petit Vélo, ante una sala llena.

Desde hace trece años están bloqueados en Francia, prohibidos de ingresar a Chile desde el 11 de septiembre de 1973, los barbudos no han dejado de moverse. De teatros a anfiteatros, de grandes y pequeños auditorios a comités restringidos para reagruparse: no han visto más a su país excepto desde Sudamérica y Europa.

Se permitieron —o más bien sufrieron— una escala técnica, en 1986, de cuarenta y cinco minutos en el aeropuerto de Santiago. Cuarenta y cinco minutos para ver su país desde una sala de tránsito. Cuarenta y cinco minutos tras trece años. Afortunadamente, ese día hacía mal tiempo en Santiago. Se necesita una buena dosis de humor…

Su gran cualidad hoy en día es, sin duda, ese humor. Un humor a la vez cáustico y poético:
“Hacer de la lucha de clases un deporte. Y hasta morder la manzana, pero sin fanatismo”. No, en realidad, la verdadera sabiduría sería “encerrar a Pinochet en la Capilla Sixtina hasta que pida perdón…”

¿Y la música en todo esto? Nada que reprochar: sigue siendo tan bella como siempre, grave y ligera al mismo tiempo, insistente, rítmica, desconcertante y ya familiar. Pero siempre están esas flautas de Pan, esas malditas flautas de Pan que te arrancan el corazón, dos o tres que se entrelazan, se enredan, se divierten y se vuelven graves para, al final, meterte un huracán en la cabeza y los pies en una nube.

No se han quedado congelados en esa fecha del 11 de septiembre. Los barbudos han cambiado su música sin perder sus raíces: uno ama la comida del lugar donde nació. El folklore latinoamericano sigue presente, y mejor que nunca: ha ganado energía, eficacia y potencia. Incluso hacen adaptaciones de estándares anglosajones y una versión del Rondó n°2 de J. S. Bach.

Y luego están esas “respiraciones” entre canciones: pequeñas obras teatrales llenas de humor que hacen caer la tensión, una maravilla del género, cada vez diferente, que uno espera con sorpresa. En particular una revisión de prensa que incluía ampliamente la de “Derecho de respuesta”.

Por último, no olvides: “Los generales degenerados, en general, no se regeneran más...”

*También estarán esta noche y el sábado en el Petit Vélo, a las 21 horas.

J.-B.C.