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Cuando nos enteramos del atentado a Pinochet, sentimos alegría y decepción
FuentePeriódico: DIARIO16 Fecha14 Septiembre 1986 PaísEspaña


Edición transcrita/traducida

Quilapayún llegó a Sevilla con la hora justa para iniciar su actuación.

Ayer actuaron en Sevilla, en un acto de solidaridad contra la dictadura chilena

SEVILLA.- No es la primera vez que el grupo Quilapayún actúa en Sevilla en los trece años que lleva en su exilio parisino, pero, según confiesan sus componentes, cada vez que vienen aquí lo hacen con gran placer. La última de las seis veces que han actuado en esta tierra interpretaron la Cantata de Santa María de Iquique en la plaza de España, ocasión de la que aún se acuerdan.

Momentos antes del concierto que ayer noche ofrecieron en el solar de la Maestranza, Rodolfo Paradas, uno de los componentes de un grupo que es todo un símbolo de resistencia a las dictaduras en América Latina, confesaba a este diario que estas fechas, aniversario del golpe de Pinochet, son siempre especiales para ellos:

«Estos días son duros y al mismo tiempo hemos aprendido a hacer de ellos un símbolo de esperanza. Seguimos manteniendo la ilusión en que algo va a cambiar y la democracia vuelva a Chile. Hay algo que nos dice que un día tiene que caer Pinochet y nuestro país volverá a entrar dentro de la órbita de los países civilizados y democráticos».

En esa confianza y en esa esperanza, Quilapayún sigue cantando: «Allá por dónde vamos, Chile está siempre presente, nosotros somos Chile. Llevamos trece años en París, pero al mismo tiempo seguimos siendo Chile allí, en el exilio, y lo paseamos con nosotros.»

«Por supuesto vamos a cantar "La Muralla" y dos o tres temas clásicos en nuestro repertorio», decía Rodolfo Paradas antes de salir al escenario. Luego, en un concierto organizado por la Diputación, que resultó multitudinario, volverían a flamear mecheros y bengalas, como un recordatorio de las vic-timas de la lucha, como si de nuevo volviéramos a los tiempos en que había que luchar por la democracia en este país.

Quilapayún, sin embargo, no quiere anclarse en una imagen trasnochada, antigua: «También nos va a servir para mostrar lo último que hemos hecho en estos años. Porque nuestra nostalgia no es castrante, sino que la hemos trasformado en algo creativo y enriquecedor. Un motor nuevo que nos anima a seguir y a creer, que nos da esperanza al tiempo que nos obliga a aferrarnos a nuestras raíces».

Respecto al atentado que sufrió Pinochet, Rodolfo Paradas hablaba de dos de los sentimientos que les había producido: «Por un lado, hay un aspecto subjetivo de alegría ya que por fin alguien se decide a hacer algo contra el dictador, pero por otro hemos sentido una gran decepción, porque estos hechos siguen dividiendo al pueblo chileno, y dan a la dictadura argumentos para realizar una represión mucho más dura como la que en estos momentos se ha desatado en todo el país.»