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‘Quilapayún’: Más locos, divertidos y creadores
FuentePeriódico: ASÍ Fecha14 Septiembre 1984 PaísArgentina


Edición transcrita/traducida

Seis fueron los recitales ofrecidos por el grupo chileno "Quilapayún" en el Teatro Coliseo de esta ciudad, en la segunda visita que efectúan a la Argentina (estuvieron en noviembre del año pasado), tras más de 11 años de exilio luego de la caída del gobierno democrático de Salvador Allende en la hermana república latinoamericana. "Quilapayún", grupo fundado por Víctor Jara (quien fue una de las primeras víctimas de la dictadura chilena) en 1965, está integrado por Guillermo García, Hernán Gómez, Hugo Lagos, Guillermo Oddo, Rodolfo Parada, Carlos Que

-Yo canté hasta hace 4 6 5 años - explicó Eduardo Carrasco pero la vida del grupo nos ha hecho separar cada vez más las funciones. Cada día estamos profundizando mejor algo que siempre nos interesó: La teatralización de la canción, algo nuevo dentro de la canción chilena. En realidad, nuestro fundador, Víctor Jara, no sólo era cantante sino también un excelente director de teatro. Con él trabajamos bastante en este sentido y llegamos a forjar un estilo particular, hierático, solemne, austero, una especie de ritual de la escena de "Quilapayún". Sobre esa base, y durante esta década de estadía en París, hemos trabajado allí con gente de teatro y la culminación de la labor ha sido el espectáculo que presentamos en el teatro Olympia en junio pasado, dirigidos por Daniel Mesguich, el director más joven e importante de Francia dentro de una línea de renovación, sobre todo referida al género lírico. Fue, para nosotros, nuestra consagración allá.

-El espectáculo que presentaron en Buenos Aires, ¿tiene algo que ver con el hecho en el Olympia?

-Sí, pero no pudimos montarlo exactamente igual por un problema de falta de tiempo y exigencia técnica. Sin embargo, creo que ha sido posible una mayor abundancia de diálogos, de cierto tipo de humor, de poemas cortos, de una comicidad poética, no algo para reír a carcajadas sino más bien una risa iluminadora, de entendimiento, en los recitales que hemos dado acá. Escénica-mente, nos interesa que el público viva una experiencia que lo saque de la cotidianeidad y de la rutina, basada en música latinoamericana, pero que no aluda únicamente al compromiso. Una propuesta más amplia y profunda, con mayor elaboración musical, poética y un juego rítmico más interesante. La solemnidad, un rasgo que le reconocemos a la presencia escénica del conjunto, está al servicio de la magia que nos proponemos. Hay siempre un deseo de romper la realidad, la idea no es cantarle a un mundo, a este mundo que tenemos adelante, sino hacer pedazos esta realidad y encontrar una nueva.

-Usted habla de la solemnidad de "Quilapayún" en escena, de una especie de ritual, de ceremonia. ¿Por eso las capas negras que utilizan para actuar?

-Ese ha sido siempre nuestro atuendo. y no dejamos de usarlo cuando salimos de Chi-le. En Europa en algún momento se impuso un cliché latinoamericano: Nos aburrió mucho el poncho indio y las sandalias... Porque utilizar esos recursos para dar una imagen no corresponde a la seriedad de nuestro pueblo. No tenemos nada de "tarjeta postal”.

-¿Qué ha significado para "Quilapayún" el regreso a Latinoamerica, a Argentina, en 1983?

-Lo más importante en estos años de exi lio ha sido volver. pero eso no quita todo lo vivido. El exilio no ha sido únicamente una experiencia trágica para nosotros. Fue muy doloroso, pero nos permitió hallar una vía nueva. Trabajamos, tuvimos éxito, nos han aplaudido, hemos seguido luchando por la libertad y la democracia en Chile, pero al mismo tiempo inventamos un sueño más audaz, porque dejamos de estar con los pies sobre la tierra, nos pusimos más locos, más divertidos, más creadores, inventamos algo nuevo. La "Revolución y las Estrellas" es la utopía corregida.

-¿Cómo "utopía" corregida?

-Claro... En Chile, la utopía estaba limitada por cierto sectarismo y mucha política. Hoy en día hemos visto el mundo, y ver el mundo cambia la vida y la sensibilidad, porque se descubren cosas nuevas. En el exilio descubrimos que la revolución por la que luchábamos tenía sus imperfecciones, y que ahora nos interesa más la revolución de las estrellas, de la locura, del vuelo. No la revolución de las corbatas.

-O de las ametralladoras...

-Bueno, nunca nos gustaron las ametralladoras, pero hay revoluciones que cierta vez las empuñaron y nos merecen respeto. Ellos nos dejaron un símbolo de lucha a punta de bala, y son reconocidos por nosotros. Pero el camino de "Quilapayún" fue la guitarra, la canción. Y los que luchan por una sociedad nueva luchan para que no se use la metralla sino la guitarra. Tal vez sea menos eficaz, pero en cambio más decisiva, más definitiva.

-¿Qué actividades piensan realizar luego de estos recitales?

-El martes, 18, cantamos en Uruguay. Es una fecha muy importante. Además de que hace 12 años que no actuamos en ese país, ese día se celebra la Fiesta Nacional de Chile. Luego regresaremos a la Argentina, para hacer una corta gira por el interior, ya que el 28 de este mes tenemos un concierto en Orly, que implica el inicio de una gira por todo el territorio francés.

-¿Cómo analizan el momento político chileno?

-Los políticos de nuestro país han padecido el mal del gran optimismo y anunciaron demasiadas veces la caída de Pinochet. Nosotros apoyamos la lucha del pueblo contra la dictadura, para librarse de este yugo, pero no depende del pueblo solo, a veces se imponen las armas y la violencia que son, en definitiva, lo provisorio. Nosotros estamos más vivos que hace 11 año. El dictador, más can-sado. El pueblo sigue teniendo fuerzas, la gente sale a la calle aún arriesgando la vida. Creo que es importante un consenso amplio a nivel político, no creo en algo rígido, sí en el movimiento, y pienso que una unidad frente a la dictadura es algo imprescindible, al menos para derrotar a Pinochet.