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Quilapayún: ¿fin de un mito?
FuenteRevista: JAQUE Fecha3 Agosto 1984 PaísUruguay


Edición transcrita/traducida

Los Quilapayún en el Olympia: Sketches humorísticos, salsa, cumbia, Beatles, juegos de luces y humo en la escena: ¡Revolución y estrellas!

Quedan los ponchos negros y al final del concierto, para calmar los espíritus, la tradicional canción de cuna "'Duerme negrito". En setiembre estarán muy probablemente en Uruguay.

El diario pro-socialista. “Le Matin” publicó una carta abierta del sindicato francés de artistas (SFA) dirigida al grupo chileno Quilapayún en la que los acusaba de "impostura y de abuso del estatuto de Refugiados Políticos". Este conflicto surge a raíz del rechazo de los Quilapayún de hacer huelga en el Olympia el 13 de junio. Huelga organizada por el SFA y cuyo objetivo era la defensa de los derechos del artista-interprete.

EI SFA escribe: "Tienen legalmente el derecho de no hacer huelga, pero lo que no podemos aceptar, la impostura que tenemos que denunciar, es que ustedes persistan en hacerse pasar por militantes. No enarbolen más su estatuto de refugiados para solicitar la ayuda de los Comités de Empresas, de los sindicatos, de los partidos y asociaciones de izquierda; un poco de pudor!...Cuando hoy dicen a nuestro responsable sindical que los problemas de los artistas franceses no les interesan no lo podemos aceptar. Ya no hay que considerar a los Quilapayún como militantes y grandes pensadores políticos”.

Eduardo Carrasco, director del grupo chileno, respondía a esta acusación diciendo que: "el 13 de junio era el día de nuestra Premiére en el Olympia, y si una huelga es un suicidio no la hacemos, aunque seamos solidarios de los artistas franceses. Esta gente nos trata de cantantes-militantes, es absurdo. ¿Qué quiere decir? Militantes quizás lo seamos, de acuerdo, pero en nuestra vida privada. Somos artistas y nos gusta que la gente venga a vernos sin prejuicios para escuchar nuestra música”.

Esta entrevista fue realizada antes de que la carta del SFA fuera publicada y sin conocimiento alguno de ésta. Sin embargo las siguientes declaraciones de Eduardo Carrasco traslucen algunos signos precursores de la polémica que se creó alrededor del cambio del grupo Quilapayún.

- Desde los años 70, época de la "cantata de Santa María de Iquique",ustedes cantaban como grupo independiente, pero asimilado al Partido Comunista.

-Yo creo que el grupo no se ha visto como una imagen de un partido, por lo menos en Chile no era así. Eramos de la Unidad Popular, porque participábamos en la campaña de Salvador Allende, haciendo canciones para casi todos los partidos de la Unidad Popular. Estábamos en una actitud más bien unitaria.

-¿Entonces sería un error de identificación de parte de la gente?

-Yo creo que es un error como imagen política del grupo, aún cuando tal o cual de nosotros perteneciera a un partido, el grupo no daba una imagen tan partidista.

-Cuando se produjo el golpe de Estado de Pinochet ustedes estaban acá, en el Olympia y tuvieron que refugiarse; y. empezó lo que se puede llamar la carrera del exilio. ¿Qué pasó a partir de ahí?

-Pasamos una época, del 73 al 75 más o menos. Casi toda nuestra actividad fue de agitación por la solidaridad con Chile: no hubo mucha creación, fue como una larga gira de 2 años y medio por varios países.

-Tuvieron la suerte, al contrario de muchos otros grupos o músicos de encontrar estructuras que les permitieran seguir su carrera.

-Nosotros habíamos hecho una cierta carrera aquí, en Europa, antes de tener que quedarnos. Vinimos en el año 67, volvimos en el 70, poco después de la elección de Salvador Allende, y luego en el 72, 73. Cuando se produjo el golpe ya era la cuarta vez que veníamos acá. Teníamos varios discos editados, éramos bastante conocidos, lo que nos permitió después organizar nuestro trabajo en términos profesionales. Aunque evidentemente mucha gente cree lo contrario, es cierto que después del golpe, con la significación que adquirió Chile, los Quilapayún se constituyeron en una fuerza importante.

-Al nivel del público europeo, los Quilapayún, siendo uno de los primeros grupos del exilio latinoamericano, quedaron para éste público como los embajadores del exilio, gozando de un terreno bastante virgen dentro de la música latinoamericana.

-No tanto, aquí ya estaban Atahualpa Yupanqui y una serie de conjuntos. También estaba muy presente el tango.
-Sí, pero ustedes cantaban canciones políticas.

-Pero sólo con un mensaje político no hubiéramos llegado muy lejos. No se puede explicar nuestro éxito solamente por razones de tipo solidario, porque hay antecedentes artísticos. Hay una presencia de la cultura latinoamericana en Francia, importante; y no sólo de la música, sino de la literatura. No es un mundo extraño, exótico, sino que tiene una presencia real.

-En aquella época, la izquierda estaba en la oposición y, seguramente por eso, hubo una adhesión bastante importante en relación a las dictaduras militares.

Si se analiza seriamente el problema yo diría que el caso de Chile, en particular el de la solidaridad, duró 2 0 3 años. Después se produjeron otros fenómenos interesantes en el campo internacional que coparon el terreno de la solidaridad y Chile quedó bastante olvidado. No ha sido ésa la fuerza principal que mantuvo viva nuestra música. Ese. fue un factor en un determinado momento, nada más, y a pesar de que sigue siendo un tema de nuestra música, el 90% de nuestros conciertos son de carácter profesional y comercial.

-La imagen de los Quilapayún es "la de la seriedad la sobriedad, los ponchos negros. Pero ahora en ciertas canciones ustedes rompen con este estilo, dando una impresión de desfasaje.

-En el trabajo de un artista siempre es mejor buscar la continuidad que la ruptura, todos los artistas son artistas de una sola cosa.

Eso se puede llamar de distintas maneras, en distintos momentos. El humor, por ejemplo, es una constante del trabajo de los Quilapayún, como la sobriedad.

-Claro, pero da la impresión de que están introduciendo otra imagen, otras cosas.

-No lo veas como ruptura. Esto es una imagen que tiene que ver con nuestro pasado. traspuesto y propuesto de otra manera. Hay un transcurso. una evo-lución más o menos lógica con lo que vamos haciendo.

-La situación en Chile, desgraciadamente, no cambio mucho, y sin embargo notamos un cambio en el repertorio, en los mensajes de los Quilapayún. ¿A qué se debe esto?

-La situación es la misma sin ser la misma. Seguimos viviendo bajo una dictadura militar, pero el punto de vista de las experiencias políticas, culturales, humanas, es completamente distinto. Y nosotros vamos formando parte de esa experiencia. Primero vivimos una experiencia desastrosa, el fracaso de la Unidad Popular, el golpe militar. Y, si quieres salvar la utopía que funcionó antes de 1973 hay cosas que redefinir, para saber por qué saliste, de dónde saliste, qué cosas no deberían haber sido. Es un poco lo que nos ha pasado a nosotros. Vivimos en Chile, una experiencia de extrema politización hasta el absurdo; todo tenía que pasar primero por el camino de la política. Era una situación comprensible; pero nos olvidamos, todos los chilenos, que había otras cosas. Este discurso no quiere preconizar el apolitismo, sino que quiere poner a la política en el lugar que le corresponde. Con el tiempo venimos tomando una conciencia más profunda de nuestro papel, porque creemos que había una teorización incorrecta de lo que representaba la cultura. En los años 60, el izquierdismo cayó en todo el mundo y toda esa izquierda tomó la cultura como instrumento de lucha, de concientización, y punto. Cuando tendría que ser la política la que estuviera al servicio de la cultura. Por haber hablado con mucha gente en el mundo, me doy cuenta que es un sentimiento compartido, y es lo que hacemos ahora.

-A través de sus canciones, ahora vemos al hombre de una manera diferente; ya no es más el hombre "militante" con el fusil en la mano, dispuesto a dar su vida por su patria y la libertad. Una frase que nos impactó mucho fue: "Lo más importante en el hombre hoy día, lo más importante en esta vida, y lo más puro, es la sonrisa."

-Lo que nosotros queremos es rescatar nuestra utopía revolucionaria, el anhelo de justicia, al anhelo de acabar con la miseria en nuestro pueblo, de unir América Latina, de terminar con las relaciones imperialistas. Crear una América Latina libre e independiente. A esa utopía nosotros la rescatamos, y a todo eso le llamamos revolución. Para resumir, hacer la revolución es también cambiar, es generar otras cosas, es hacer nacer nuestros países, que están como en el huevo. No basta concebir la revolución como un simple cambio de las relaciones de producción de los hombres, como la simple manera de satisfacer el estómago, de solucionar los problemas materiales; es indispensable: pero no es lo único. No hay que concebir las cosas solo de esa manera, y entonces decimos "Revolución y estrellas”. Las estrellas es el otro lado, el de las otras hambres, de los otros anhelos. de la utopía del sueño, de la fan-tasia. Y el arte es justamente eso, porque la canción tiene un fin en sí misma. También puede ser un arma de lucha; nosotros seguimos, de un cierto modo, luchando con la canción; pero al mismo tiempo la consideramos como un fin. Porque la lucha es, en definitiva, para cantar. Supongamos que todos comamos bien, que todos tengamos casas, etc. ¿Qué vamos a hacer sino cantar, cantar o hacer algo de pura creatividad, pura fantasía? Es esa relación entre cultura y revolución lo que ha cambiado para nosotros.

-Y en ese orden de cosas, ¿qué significa la frase "las luchas de clase hay que tomarlas como un deporte"?

-Bueno, eso es una cosa surrealista, divertida, en el sentido de que mucha gente toma la lucha como una cruzada, maniquea, espantosa, y moralista, un poco empujada hacia el extremismo y la incomprensión. Impide el diálogo, impide una cierta unidad indispensable.

-Por ejemplo tomarle el pelo a viejos esquemas, a cosas que en una época determinada no se podían tocar. Escuchar eso es un cambio, no negar la lucha de clases, pero tomarla con humor.

-Es un cambio, pero voy a decirte una cosa, para que veas que hay continuidad: tomarle el pelo a ciertas cosas, ya estaba presente en los años 60. Ahí está "Tío caimán'. Durante la Unidad Popular hicimos canciones divertidas; tomándonos el pelo a nosotros mismos y también a lo que sucedía, en momentos muy dramáticos. Es lo que en Chile llamamos las canciones contingentes. Por ejemplo, en el paro de los camioneros hicimos una canción de doble sentido que se llamaba "no se para la cuestión" en la cual nos reíamos de los políticos, de la derecha.

-Qué nos puedes decir de la introducción de otros ritmos musicales como la cumbia, la salsa y mismo la interpretación de "Eleonor Rigby”, de los Beatles?

-Tampoco es nuevo, porque en Chile "La Batea' fue un éxito tremendo. Muchas canciones eran salsa y lo hacíamos desde los años 60. Lo que hay, son constantes que evolucionan. Ahora la salsa está despolitizada en nuestros con ciertos, es simplemente poética, divertida.

-¿Qué hacen para tratar de estar al mismo nivel de lo que ocurre en el país? Suponemos que un día van a volver y tendrán que reintegrarse.

-Desde el punto de vista de la contingencia, nosotros hoy en día no respondemos como hace diez años; no podemos, ni pretendemos, ni siquiera nos interesa mucho, porque además es una cosa que ya hemos hecho. Por un lado nosotros respondemos a Chile, estamos presentes porque nuestra música ha vuelto, nuestra opinión volvió. Tenemos una presencia de opinión, no descomunal, pero interesante: la música nuestra se difunde, la que está prohibida por vías clandestinas, la otra normalmente. Nuestro viaje a Mendoza, en Argentina, en noviembre del 83 fue muy importante. Vinieron 3.000 chilenos. Un encuentro fantástico. O sea que la presencia del con junto es un hecho real. El Quilapayún tiene un cierto valor simbólico. Y los mitos no se destruyen tan fácilmente, no. los destruye la distancia.

-El público del Olympia, mayoritariamente francés, al final del con cierto pidió "El pueblo... y no la cantaron ¿Por qué?

-Porque es el pasado. Nosotros la cantamos en otras partes. En Argentina la cantamos, si vamos al Uruguay la vamos a cantar, y en Chile por supuesto que sí.

-Quiere decir que el público europeo y el latinoamericano evolucionan de manera diferente?

-No, no tiene nada que ver con eso: la gente acá ha seguido nuestra trayectoria, a nosotros nos interesa que quede la imagen de ahora, no la del pa sado: pero en América Latina, donde hubo un vacío, si llegamos y nos ponemos a cantar lo que hacemos hoy, la gente no entendería, se quedaría decepcionada. Tenemos que partir de lo que conocen para llegar a lo nuevo. Ahora que vamos por segunda vez a la Argentina y probablemente al Uruguay. cantaremos muestro repertorio actual, ahora ya es posible, así se restablece el diálogo.

Nosotros vivimos del contacto con la gente.

Magela Prego, Sylviane Bourgeteau