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Quilapayún, buen nivel y altibajos
FuentePeriódico: TIEMPO ARGENTINO Fecha8 Septiembre 1984 PaísArgentina


Edición transcrita/traducida

Aun con solemnidad y afán declamatorio, el conjunto chileno no defrauda

Después de poco tiempo actuó nuevamente Quilapayún en Buenos Aires, en el teatro Coliseo. Como siempre, su trabajo en general sigue siendo de primer nivel, pero esta más completa audición de su nuevo material ofreció mejor motivo de análisis que sus anteriores presentaciones.

De su viejo repertorio hay algunos temas que no quisiéramos escuchar tan seguido, como "La Muralla”, otros que no nos gustaría oír más, tal el caso de "La Carta”, y alguno que habríamos querido no conocer, como "Plegaria a un labrador”.

Ahora sí, podemos hablar de un nuevo y un viejo Quilapayún, pero que, curiosamente, conviven de alguna manera en la última producción del grupo. Y llamamos lo viejo a cierta solemnidad, cierto afán declamatorio, con que tratan de explicar al oyente aquello que no logran resolver poéticamente, a pesar de sus buenas intenciones. Una prueba es que siempre a mejores textos corresponden mejores melodías, y que sus composiciones instrumentales son inobjetables, y en algunos casos realmente bellas.

Pero, además de algunas buenas composiciones no incluidas en estos recitales y sí en los anteriores, son aquellas realmente nuevas las que más nos interesan. Y nuevas quiere decir aquí las más creativas, más libres de rígidos moldes. Una de ellas es "Discurso…”, otra es la basada en la historia de Galileo Galilei, y de la tercera no tenemos más datos, ya que títulos y autores no fueron anunciados.

Aunque distintas entre sí, las une la común e intencionada recurrencia a formas europeas arcaicas y de música sacra, en una interesante reelaboración, ¿por qué no?, latinoamericana. El uso de percusiva, y el movimiento de voces, les dan una definida y sólida personalidad. No necesariamente en ese estilo, pero sí con esa misma musicalidad e imaginación, nos gustaría escuchar una reelaboración de los ritmos centroamericanos.

Por lo demás, la versión de "Eleonor Rigby”, el “Vals de Colombes” o los pequeños textos o escenificaciones alternadas con las canciones, son como pequeños regalos de humor o frescura que también se agradecen.

Quilapayún, de vuelta entre nosotros con música y política

Guillermo Pintos