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Quilapayún consiguió dos bises
FuentePeriódico: KANSAN TAHTO Fecha17 Noviembre 1983 PaísFinlandia


Edición transcrita/traducida

La serie de conciertos “Noviembre Asombroso”, organizada por el comité cultural de la ciudad de Oulu y varias otras entidades, comenzó el martes por la noche con Quilapayún y un público que casi llenó el salón Madetoja. El nivel artístico del conjunto chileno Quilapayún es tal que el concierto no pudo ser otra cosa que excelente. Junto al comité cultural, los organizadores incluyeron también al Comité por la Paz y a los Defensores de la Paz.

Quilapayún, fundado en 1965, nació como una respuesta de protesta contra la música neofolclórica comercial, que había desvirtuado la música popular. Al igual que otros representantes del movimiento de la nueva canción chilena, el grupo se nutrió ampliamente del repertorio recopilado y desarrollado por Violeta Parra. Bajo la dirección artística de Víctor Jara entre 1966 y 1969, el conjunto interpretó principalmente música tradicional del altiplano andino. Poco a poco, el repertorio de Quilapayún se amplió para incluir música de otras regiones de América del Sur. Tras asumir la dirección Eduardo Carrasco, en reemplazo de Víctor Jara, comenzaron a aparecer en las composiciones y arreglos influencias de la música europea antigua. En uno de sus discos, Quilapayún interpreta el primer preludio del “Clave bien temperado” de J.S. Bach —¡y la composición está acreditada con el nombre del propio grupo!

Después del golpe de Estado en Chile, Quilapayún ha estado (…) presentes en la canción compuesta sobre el poema Memento de Federico García Lorca, que estilísticamente se acercaba a la polifonía vocal sin acompañamiento del Renacimiento. Un canto verdaderamente magnífico.

Quilapayún parece tener un claro interés por el Renacimiento, ya que la composición "Misa en honor a Galileo Galilei" abordaba el tema en un nivel diferente. La obra representaba el destino del físico y astrónomo italiano Galileo Galilei (1594–1642) frente a la Inquisición. Galilei vivió en medio de una gran transformación de la visión del mundo, en la que el antiguo modelo geocéntrico comenzaba a resquebrajarse. A partir de sus propias observaciones astronómicas, Galileo llegó a apoyar el modelo copernicano del sistema solar heliocéntrico —y por ello fue perseguido por la Iglesia.

Al menos en esta pieza, eché en falta un buen programa de mano, ya que las presentaciones hechas por Alfonso Padilla, quien actuó como intérprete, fueron solo sugerentes. La relación entre Galileo y la Inquisición puede interpretarse de muchas maneras. Después de todo, aún hoy existen muchos tipos de “inquisiciones” que intentan aplastar a los rebeldes, aunque sea de forma temporal. Las ideas de Galileo, sin embargo, sobrevivieron y finalmente triunfaron. Esto plantea un problema: ¿debemos creer ciegamente en las viejas autoridades o pensar por nosotros mismos? Probablemente, este era uno de los mensajes centrales que Quilapayún quería transmitir con su impactante actuación.

Presente y futuro

Quilapayún ha logrado mantener la actualidad de su repertorio. Junto al público interpretaron una canción sobre el canal de Panamá, que —según decían— está en manos de “algún caimán llamado Reagaani” (juego de palabras con Ronald Reagan). Al grupo no le falta humor, y logra involucrar fácilmente a la audiencia. También resultaron divertidos los toques de blues y jazz que antecedían a la canción colectiva de origen cubano “Ay Malembe”.

Con cierta melancolía, Eduardo Carrasco habló en algún momento de la posibilidad de regresar a Chile, e interpretó con gran emoción el tango argentino “Volver”, que trata sobre el retorno al hogar. Varias canciones de Violeta Parra, fallecida en 1967, siguen siendo actuales. La canción “La Carta”, interpretada por Quilapayún, cuenta la historia de una carta que trae una triste noticia desde la patria. Parra compuso esta canción en 1963 mientras estaba exiliada en París, durante la presidencia de Alessandri. Sobre el uso del arte como arma en la lucha contra la dictadura habló un pintor polaco durante una conferencia sobre cultura chilena celebrada en Polonia en 1979 —y fue Quilapayún quien musicalizó su discurso. El grupo está convencido de que el poder de Pinochet no durará mucho más.

El organillo y el sonido

La influencia de la música popular francesa en Quilapayún se notaba con mayor claridad en las piezas instrumentales. El grupo reside en un suburbio de París llamado Colombes, y en honor a los amables habitantes de esa zona le han dedicado el "Vals de Colombes". En esta pieza se imita el sonido de un positiiv (organillo de manivela) usando seis zampoñas, de modo que la melodía y la armonía surgen del trabajo conjunto y sincronizado de los intérpretes. El final fue impresionante, y la interpretación de La Marsellesa como cierre fue verdaderamente conmovedora.

La música de Quilapayún es refinada y con múltiples capas. La polifonía, ampliamente utilizada, y la polirritmia de las canciones cubanas fueron un reto demasiado grande para el sistema de sonido del concierto. Los solos melódicos independientes de guitarra acústica y la parte de piano quedaron en el misterio: realmente no se escucharon.

Tanto Quilapayún como Alfonso Padilla agradecieron a los finlandeses por su labor solidaria en favor del pueblo chileno. Quizás en el futuro recibamos la visita de Inti-Illimani en Oulu, un conjunto chileno comparable a Quilapayún. Mientras tanto, se podrá disfrutar el próximo martes de la música de Sara González y el grupo cubano Sierra Maestra, así como del conjunto sudafricano Amandla, hacia fin de mes.

Risto Pennanen