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Un cálido recital de Quilapayún en Córdoba
FuentePeriódico: DESCONOCIDO Fecha4 Diciembre 1983 PaísArgentina


Edición transcrita/traducida

El público fue un “show” aparte

CÓRDOBA (C).- La presentación de los Quilapayún, en el club Atenas por primera vez en esta ciudad, constituyó un acontecimiento de primera magnitud y suscitó un cálido reconocimiento del público, también activo partícipe del recital.

Tal vez la única nota descollante de la noche, al margen del desorbitante precio de las entradas y de algunos problemas organizativos, fue la hueca verborragia de Armando Teja da Gómez, que ofició de presentador del grupo musical chileno. En su afán por conquistar rápidamente a los espectadores, Tejada Gómez irrumpió con consignas y slogans llegando a vivar en un momento, a la "Córdoba heróica".

Fue entonces que desde la popular alguien gritó "viva Perón' y recibió no pocos aplausos. Porque Tejada Gómez no ignora -no puede ignorar-- que esa apelación a la "heroicidad" fue uno de los clisés inventados por la llamada Revolución Libertadora para ensalsar la acción depredadora de los comandos civiles que, en 1955, asaltaron sindicatos y unidades básicas en la más triste muestra del revanchismo gorila.

Los Quilapayún no merecían, sin duda, a un presentador como Tejada Gómez, porque el conjunto chileno, recibido al grito de "viva Chile, carajo", colmó con creces las expectativas que había generado el anuncio de su presentación.

El tema de Víctor. Jara, Plegaria de un labrador, representó el rencuentro de los "quila" con la gente, después de tantos años de ausencia. El recital es tuvo integrado por una coordinación precisa de nuevos y viejos temas: aquellos con que el público los identifica, como Te recuerdo Amanda, Vamos mujer -de la cantata Santa María de Iquique-. La muralla, del poeta cubano Nicolás Guillén, y los nuevos temas que les pertenecen y son fruto del trabajo de creación durante los diez años de exilio.

La renovación no sólo se visualiza en la parte compositiva sino también en la incorporación de elementos nuevos dentro del espectáculo, con el humor (con un profundo sentido político y social), el uso de nuevos instrumentos y la gene ración de un clima poético que va surgiendo de la música y las palabras. Es notoria también la evolución musical en los temas instrumentales y en los arreglos vocales. Evolución que en modo alguno disminuye la fuerza y la expresividad que hace de la convicción de lo que se está haciendo, artística y humanamente. El otro espectáculo fue el público, que coreó consignas, cantó, aplaudió y finalmente bailó los ritmos centroamericanos que Quilapayún incorporó a su repertorio.