Quilapayún Header Quilapayún - Sitio oficial
No nos hemos ido de Chile, sólo vivimos lejos
FuenteRevista: ANÁLISIS FechaJulio 1983 PaísChile


Edición transcrita/traducida

QUILAPAYÚN: EL CONJUNTO FAMOSO POR LA CANTATA SANTA MARÍA Y LA BATEA EXPERIMENTÓ UN PROFUNDO CAMBIO EN EL EXILIO.

Ya llevan diez años con la raíz en la maleta. "Sólo estamos lejos de Chile", dice Eduardo Carrasco, director de los Quilapayún.

Y ese apego a la raíz, en vez de inmovilizarlos, los ha hecho desarrollarse de acuerdo a la vida que eligieron. Está lejos la época en que como conjunto se unían a la lucha estudiantil y vibraban con lo que pasaba en América Latina. De cuando decidieron que si al Poncho negro porque era latinoamericano y destacaba cara y manos. Que de estudiantes, pasaban a la manifestación, a la peña y a los conciertos en las industrias.

Lejos también el tiempo en que su música se convirtió en espejo de lo que ocurría en épocas de la Unidad Popular y fueron acusados de panfletarios. Lejos también el día que se quedaron en Europa porque el Golpe Militar les im pidió el regreso y debieron hacer la función más emocionantes de sus vidas, en París, llorando, rodeados de amigos, un 15 de septiembre de 1973.

Pasaron por una etapa de traba jo agotador, donde viajaban en un mes por los cinco continentes buscando la solidaridad con el pueblo chileno. Ahora lograron detenerse, para pensar, componer y buscar nuevas formas que ya se ven: empiezan con el LP Umbral y culmina con la Revolución y las Estrellas, que es mucho más que un nombre.

SURGEN DE UNA REALIDAD

-¿Cómo han mantenido la ligazón con Chile?

-Yo creo que se ha dado por la definición del grupo que, es un conjunto artístico que busca vincularse con la lucha social, con la política, con lo que sucede concretamente, con la lucha de los trabajadores, del campesino. Nacimos como una expresión casi del movimiento estudiantil y todos los años 60 son de lucha intensa y de contradicciones muy fuertes. Surgimos de lo que ocurrió en América Latina en esos años de profundas contradicciones entre los intereses latinoamericanos e intereses imperialistas. Basta recordar que los años 60 son los de la revolución cubana que causó un entusiasmo inmenso y, después, la contraofensiva que hizo que se desarrollara una conciencia anti imperialista. se politizara la vida nacional y esto llegó a las universidades. Por eso nosotros íbamos a la universidad, participábamos en las manifestaciones y cantábamos en las peñas los sábados. Y en esos años viene todo un movimiento cultural latinoamericanista. Movimientos folklóricos. resurge Violeta Parra, aparece Victor Jara, los Parra, Patricio Manns.

-¿Qué les pasaba a Uds., frente a ese movimiento latinoamericanista?

Teníamos una conciencia muy romántica, queríamos ser los guerrilleros de la canción, por eso nos dejábamos las barbas, sentíamos mucha afinidad con Cuba, con el Che Guevara, con las guerrillas de Bolivia y todo eso se reflejo en canciones. Pero siempre tu vimos la idea de llevar a cabo una recuperación de la cultura nacional. Empezamos a cantar a Violeta Parra. Buscábamos canciones que habían sido prohibidas o que existían por lo bajo, como el Canto a la Pampa que pertenecía a la tradición del movimiento obrero chileno.

-Posteriormente, Uds., se politizan más.

-Es que viene todo un ascenso de la lucha social y de la lucha de masas hasta el año 70. Es una época en que nuestra música se afirma en el movimiento social. No podíamos editar los discos por el circuito normal, los sacábamos a partir de las organizaciones obreras. sindicales, incluso políticas que empezaron a apoyar esto. Hacíamos conciertos en los sindicatos en las universidades y en poblaciones.

-¿Qué grabaron de acuerdo al espíritu de esa época?

-“La Cantata Santa María de Iquique”, “Basta" y "Por Vietnam son un resumen muy bueno del espíritu de esa época y además buenos como logro artístico. Se empezó a cantar de una manera nueva, chilena, sin imitar a nadie. Era un canto surgido de nuestras propias tradiciones.

-¿Qué le sucede al conjunto con el triunfo de la Unidad Popular?

-Hicimos esa campaña con Allende, estuvimos cerca de la gente, tocando música para la campaña. Es toda una época de unidad entre el canto y el movimiento histórico.

-¿Y cambian el estilo?

Partiendo siempre de las ideas básicas fue variando, de acuerdo a lo que cambiaba en lo político y social, es decir fue cada vez politizándose más, adquiriendo una conciencia mayor de su papel y sirviendo de manera más clara a los objetivos políticos que empezaron a transformarse en el centro de la vida nacional. Llegamos al periodo del 70 y del 73 que fue el de mayor polarización y de mayor tensión social. Respondemos a esa tensión y nuestro canto se transformó en un canto muy próximo a la agitación, a la propaganda.

PARA DEFENDER LA DEMOCRACIA

-¿Era panfletario?

Si, yo creo que no sólo el canto se hizo panfletario sino también la poesía. Neruda escribió panfleto. La Incitación al Nixonicidio es un panfleto consciente y si hay mucha gente que alega contra el panfleto es porque no entiende la historia. El panfleto no es una línea artística que uno se proponga como para renovar, es un acto de responsabilidad en un momento de extrema tensión, donde todo tiene que ponerse al servicio de la salvaguardia de la democracia y la libertad.

Pero no sólo hacíamos panfletos. Entre el 63 y el 65 hay 11 discos, donde hay canciones de amor instrumentales y otro tipo de cosas, y dentro del panfleto incluso hay cosas interesantes desde el punto de vista armónico. Por ejemplo La Fragua que es un canto bastante restringido es una obra sinfónica y con una cierta belleza que no es posible olvidar. Cuando se dice panfleto no se dice necesariamente algo de mala calidad.

-Y los encuentra el Golpe Militar fuera de Chile.

-Nosotros ya habíamos hecho una cierta carrera internacional, era la cuarta vez que íbamos a Eu-ropa, empezaban a salir nuestros discos. Eso posibilitó el rearmar. nos. Si no hubiéramos tenido ese punto de partida, habría sido muy difícil. Salimos dos semanas antes y teníamos una gira por Francia Estábamos preparándonos para cantar en cl Olympia de París cuando vino el Golpe. Lo primero que hicimos fue seguir cantan-do. Dimos el recital del Olympia. cantamos la Cantata Santa María y fue una cosa emocionante. Fue una de las primeras manifestaciones de solidaridad por Chile que hubo en Francia. Emocionalmente fue una cosa terrible para nosotros; era difícil cantar, muchos se ponían a llorar. El mismo público estaba llorando, fue un momento en que acudió todo el mundo. Escritores, cantantes, los latinoamericanos…

Y entramos a un frenesí de trabajo dedicado a Chile.

-Fue un momento muy difícil, había penurias económicas, no es fácil empezar a instalarse de nada, de ni siquiera haberlo pensado. En mi casa tenía una escalerita que se le había quedado a los pintores y ese era el único mueble. Poco a poco volvimos a tener una mesa, un tocadiscos. pero eso sí, con mucho desapego. Como perdimos todo, se produce el desapego. Las cosas no importan nada, todo se puede cambiar, todo puede empezar de nuevo. Ese fue un período de poca creatividad. El primer disco lo hacemos el año 75.

DETENERSE Y PENSAR

-¿Esa experiencia les cambió el quehacer?

-Empezamos a tomar conciencia de que había que afirmar la creatividad del conjunto y nos transformamos de un conjunto de intérpretes, que éramos en Chile, en un conjunto que se autoabastece. cantautor. En corto plazo cambiamos todo nuestro repertorio, ahora la creación nuestra es de un 90 por ciento. Empezamos a escribir, empezamos a hacer nuestros propios textos y elaborar toda esta nueva onda artística.

-Y en este cambio, ¿cómo mantienen la raíz?

La mantenemos en la medida de lo que nosotros estamos haciendo corresponde a lo que está viviendo el exilio. Los exiliados somos unos tipos que se ven obligados a vivir de otra manera su ser chilenos, no son unos tipos que se cortan de Chi. le, sino que somos chilenos en el exilio y nuestra manera es la chilena. Estamos descubriendo nuestra manera. Yo no creo que nos hayamos ido de Chile. Yo no creo que uno se vaya de su país, aunque no tenga los pies geográficamente en él. Se nos pegan palabras francesas, no hablamos el mismo lenguaje que se habla en Chile hoy, pero esto que estamos viviendo, es otra manera de ser chilenos. No existe el problema de las raíces.

-El exilio ¿determina la forma de creación?

-Sí, por muchas razones. Al principio empiezan a aparecen todos los temas de la nostalgia, de la patria, la esperanza en el futuro, temas que están vinculados con lo que vive nuestro pueblo. También sentimos la necesidad de dejar de lado la música panfletaria, que tuvo sentido hasta el 73, y el canto cambió. Por eso lo artístico y político pasó al primer plano y fue fundamental.

Floreció la poesía, empezaron a aparecer nuevas formas de canto, con ritmos que nunca se nos habían ocurrido antes, empezamos a renovar enteramente nuestra canción. En esta primera etapa de canto de exilio, el nuestro está muy teñido de el golpe militar, de tragedia; la muerte de Víctor Jara, la muerte de Neruda, la muerte de Allende, la muerte de tantos miles de personas que cayeron en Chile, de todo lo que se vino abajo. Ese momento fue vivido con gran tristeza y se refleja fundamentalmente en Adelante y Patria.

-¿Cómo superan la tragedia?, ¿qué formas encuentran?

-Chile sigue viviéndose, pero estamos en una época de amplitud mucho más luminosa, de creatividad mayor, se ha renovado muchísimo nuestra forma, hay un alejamiento mayor del folklore, una profundización del texto y viene toda esta idea en que estamos, que es la revolución y las estrellas. Tenemos la convicción que la revolución no es una cosa de la vida material solamente, sino que implica una transformación del hombre. No hay cambios sin revolución cultural, pero no como la entienden los chinos o el realismos socialista, sino toda una revolución por o con la cultura.

¿Qué es la revolución y las estrellas?

-La idea es que el hombre vive buscando las metas más inmediatas pero también las más lejanas. Entonces parte a las estrellas y no es seguro que pueda llegar siquiera a las más próximas, pero ese no es motivo para no lanzar-se. Es lo desconocido, lo enigma-tico lo que mueve a lanzarse al espacio. El arte es esa aventura, es tirar la mano más allá de lo visible. Sacar de ese terreno invisible cosas que no están hoy día, es la experiencia de todo creador. La creación es romper este mundo para que aparezca otro, dar vuelta las cosas para demostrar que tienen otras posibilidades. Hay que tratar de cambiar el mundo, mejorar las condiciones sociales. pero eso es una parte, están otra, la que creo fundamental, la de las metas más lejanas. Es que el hombre viva con la conciencia que lo invisible es más grande que lo visible, que lo invisible es la realidad en la cual vivimos.

LO REVOLUCIONARIO

*Vivir con la conciencia que está esa otra posibilidad es ser revolucionario, es vivir con la convicción que este mundo se puede cambiar. Esa conciencia tiene que ser enriquecida con la corriente de la cultura proveniente del humanismo, con la certeza de que efectivamente el mundo no es esto dado, sino que es lo que inventemos. Entonces hagamos chocar las cosas para que salten chispas. Cambiemos la sociedad y cambiemos al hombre. Digámosles que la belleza es estar abierto a lo invisible, hagámoslo consciente de que vive en medio de las estrellas. Hay como una buena nueva en esto de que podemos soñar”.

Los Quilapayún ocupan los primeros puestos en el gusto de europeos y americanos. Sólo compiten con primeras figuras. Nadie discute su éxito. Y en ese empeño por dar vuelta las cosas, han tomado una decisión. En Octubre harán una gira a Argentina. Y darán un concierto en Mendoza. Para que los chilenos escuchen más de cerca la Revolución y las Estrellas. Y los que tengan suerte, los puedan abrazar después de 10 años de ausencia.

Cecilia Allendes