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Donde el hombre se asigne el deber de la sonrisa
FuentePeriódico: BARRICADA Fecha6 Diciembre 1981 PaísNicaragua


Edición transcrita/traducida

Un teatro lleno, un público desbordante, una noche con Quilapayún en Managua... El programa comprendió algunas de las más conocidas piezas musicales de este conjunto chileno, famoso en el mundo por la calidad de sus composiciones, por el variado repertorio de música popular tradicional latinoamericana, por las excelentes interpretaciones que de ella hacen, y por su compromiso militante con la lucha de, su pueblo. QUILAPAYÚN estuvo en Chile en el frente cultural durante la campaña de la Unidad Popular, y luego en los años de Gobierno del Presidente Salvador Allende. Fue en esos tiempos .de combate "en las grandes alamedas" que el grupo creó y dio a conocer el incomparable himno de la Unidad Popular, extendido a muchísimos países, al punto de ser también reconocido como himno de los pueblos en lucha. "El Pueblo Unido, jamás será vencido!"

En Nicaragua la música del QUILAPAYUN es más conocida que el propio grupo; es decir, su música se conoce, se escucha, se canta, pero poco, o muy pocos saben que les pertenece. En ese sentido, su canto cumple su cometido: llega al pueblo, aunque, injustamente el cantor queda relegado al anonimato, y sus méritos sólo se aprecian en los círculos estudiantiles o artísticos.

La noche del jueves en el teatro Popular R. D., QUILAPAYÚN, además de ratificar su calidad artística confirmó ante el pueblo nicaraguense su posición de solidaridad revolucionaria con Nicaragua, con Cuba, con El Salvador, en fin, con los pueblos, que como su pueblo, hoy luchan… "Para nosotros -dijo uno de los integrantes del grupo- es emocionante encontrarnos por primera vez en la Patria liberada de Rubén Darío, de Augusto Sandino, de Carlos Fonseca; en esta Nicaragua libre que hoy día, junto a la Cuba revolucionaria, iluminan como dos potentes faros de esperanza, la lucha, el camino de la independencia, de la justicia, de la libertad, en fin, el camino de la Revolución para el resto de América Latina. Es por eso que hemos querido también estar presentes en estos momentos especialmente: Porque estos momentos son de peligro, de amenazas por parte del imperialismo norteamericano. Y es en estas circunstancias que hemos querido estar aquí con ustedes para manifestarles nuestra solidaridad con la Revolución nicaraguense, para decirles que estamos junto a ustedes por la defensa de esta Revolución, por la defensa de esta libertad conquistada, porque la lucha y la libertad de ustedes, es también nuestra propia lucha, nuestra propia libertad…”

Los aplausos del público fueron dando lugar a "La Muralla", a la "Premonición a la Muerte de Joaquín Murieta", al "Tío Caimán", al "Yambambé* de Nicolás Guillén, interpretado en ritmo cubano, ritmo caribe, con increíble soltura. Sorprendieron también con una bellísima canción a Sandino, "Retrato de Sandino con sombrero", y en fin, tan pronto con ese ritmo profundamente triste característico de la música andina, como con pimentosas salsas cubanas o misteriosos "engendros”, como los valses parisinos a soplo de quenas...

"Habría que decir que ya no estamos/cantando por las grandes alamedas/de nuevo la guitarra está llorando/de nuevo nuestro canto es una herida./Habría que afirmar valientemente/que un mundo nos separa de ese mundo/que un mundo es lo que queda allí destruido/que un mundo por construir es la tarea/“.

Las canciones de Quilapayún son eso: ecos de pueblos que luchan, voces de pueblos que cargan duros golpes, rostros de pueblos que se enfrentan a la construcción de nuevos mundos.

Fue difícil, escuchando a QUILAPAYÚN, dejar de pensar en nuestra propia historia. En los años de golpes, esfuerzos y sacrificios. En los tiempos en que cantos como los suyos fueron animándonos, alertándonos, y hasta parecía que nos daban la mano..