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Quilapayún: la apuesta del Bobino
FuentePeriódico: DESCONOCIDO Fecha22 Octubre 1980 PaísFrancia


Edición transcrita/traducida

Exiliado desde hace siete años, el grupo chileno está instalado en la rue de la Gaité hasta el 9 de noviembre

Siete años de exilio no han podido con el conjunto chileno Quilapayún. El tiempo confirma el fenómeno musical. Sin cortar del todo sus raíces folclóricas, estas ocho siluetas —que se han vuelto familiares para nosotros— evolucionan hacia la realización de una especie de ópera popular donde música nativa y música elaborada terminan por encontrarse. Su nuevo desafío se llama Bobino: están en la escena del music-hall de la rue de la Gaité hasta el 9 de noviembre.

"Darle al otoño un golpe de ventana para que el verano llegue hasta diciembre", así comienza el álbum que aparece con motivo del maratón parisino. Es también el espíritu del espectáculo. Refleja bastante bien el enfoque actual del grupo: sus incursiones en zonas de nostalgia, humor y fantasía. Para quienes celebran con él su decimoquinto aniversario de canción, esto conlleva el riesgo de no ser tomados en serio.

“Entre morir / Me decidí por la guitarra / Y en esta intensa profesión / Mi corazón no tiene tregua"...

Las palabras de Pablo Neruda, cantadas con Catherine Ribeiro una noche en Grand Echiquier, encuentran justa resonancia en la aventura de Quilapayún. Su repertorio reciente da una importancia creciente a las canciones de texto, lo que se llama poesía adquiere un lugar predominante, y el canto, los arreglos y las orquestaciones ganan en amplitud sin caer siempre en lo solemne. Después de todo, este coro “que se dice viril” y que lo demuestra con entusiasmo no parecería menos del mundo transpuesto a un contexto lírico. Con sus ocho solistas, dominan la técnica y el aliento, y saben, si es necesario, sacar partido de los aportes de una gran orquesta.

Entregado a sí mismo y al público, Quilapayún se siente en casa en el Bobino. No puede negarse lo evidente. Incluso si la primera parte de su actuación peca a veces por exceso de lentitud, el grupo tiene el sentido de las situaciones, de los incidentes y la intuición de los movimientos de la sala. Aun siendo profesional, la confrontación no deja de estar inspirada.

Después de una presentación en el Théâtre de la Ville —sala llena todas las noches—, tras el Théâtre d'Orsay donde interpretaban la Cantata Santa María de Iquique de Luis Advis, y después de su aparición en televisión durante cuatro horas en compañía de Jacques Chancel, se esperaba que aparecieran en algún lugar de París. Están en el Bobino. Son como el buen vino, tienden más bien a mejorar.

Bobino, todas las noches a las 20:45, salvo domingos y lunes. Matinée el domingo a las 17:00.

Gérard Cléry