Se batió un récord de asistencia: 1.440 espectadores en la sala Drouot para este recital del grupo Quilapayún. Un éxito total y un ambiente de lo más cálido. El público coreó estribillos, aplaudió con las manos, e hizo numerosos llamados para que volvieran al escenario.

El recital terminó con ese himno a la paz del canadiense Félix Leclerc: «Quand les hommes vivront d’amour», coronando el espectáculo con una nota de esperanza.

Amnistía Internacional aprovechó el paso de Quilapayún para instalar un stand en la entrada de la sala Drouot… Sí, fue realmente una velada marcada por el calor humano, al que los habitantes de Castres respondieron con entusiasmo.

Recorte de Prensa

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