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La ciudad en tiempo chileno
FuentePeriódico: LA DÉPÊCHE DU MIDI Fecha21 Julio 1979 PaísFrancia


Edición transcrita/traducida

Gourdon vivió, el martes, la hora chilena... No solo por el magnífico recital ofrecido en la iglesia de los Cordeliers por el grupo Quilapayún, sino también al final de esa tarde, gracias a dos pequeñas ceremonias sin ningún protocolo que se llevaron a cabo con treinta minutos y treinta metros de intervalo.

EL REGRESO DE LOS CUEVAS

El Sr. y la Sra. Cuevas, dos chilenos ya bien conocidos por los habitantes de Gourdon, ya que cada verano ocupan una sala de la Casa del Senescal donde realizan (bajo la mirada de miles de visitantes) sus famosas esculturas en cobre repujado, tuvieron la amabilidad de invitar a algunos de sus amigos más cercanos para celebrar, simplemente, su llegada a Bouriane. Simplemente… pero al estilo chileno, ya que como aperitivo habían preparado uno de esos brebajes frutales y dulces en los que el sabor de la fresa disimula el del vino, así como unas “empanadas”, pequeños buñuelos fritos hechos de masa, cebolla, aceituna, carne y un pequeño “algo” de delicias consumidas en su tierra, en América Latina, durante ocasiones felices. Eso dice mucho del afecto que ahora sienten por su segunda patria, nunca abandonada durante estos meses de vacaciones. La reunión, muy agradable, se desarrolló en uno de los pisos del Senescal, decorado especialmente con sus obras para la ocasión.

LOS “QUILAPAYÚN” ANTES DE SU CONCIERTO

El grupo Quilapayún, esos siete cantantes portavoces de Salvador Allende y de la nueva canción popular chilena, fueron luego esperados en la sala del consejo municipal, poco después de su llegada a Gourdon. Allí fueron cordialmente recibidos por el doctor Cabanès, rodeado además por casi la totalidad del grupo de animación cultural, quienes por un momento habían dejado de lado los últimos preparativos materiales de esta primera velada veraniega.

Tras unas palabras de bienvenida por parte del alcalde, fue uno de los artistas, el que mejor se expresaba en nuestra lengua, quien tomó la palabra para agradecer tan emotiva acogida.

Entonces se alzaron los vasos. Su tintinear parecía haber adoptado, esa noche, una resonancia más que francesa.

Y la bebida, una vez más, hacía desaparecer las “barreras”...

NUESTRA FOTO

Media hora después, en el ayuntamiento, sus compatriotas chilenos, los "Quilapayun", fueron recibidos por el Dr. Cabanès. (Fotos de "La Dépêche du Midi")

D. J.