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Sus canciones también se cantan en Chile
FuentePeriódico: NEUES DEUTSCHLAND Fecha24 Enero 1976 PaísRDA


Edición transcrita/traducida

El grupo “Quilapayún” antes de su viaje a la RDA

“Adelante” – ese es el título de un nuevo disco del conjunto chileno Quilapayún, que acaba de salir en París bajo el sello Pathé-Marconi. La primera edición, de 10.000 ejemplares, está ya —apenas dos semanas después de su aparición— agotada. Quilapayún, quienes fueron nombrados oficialmente por el presidente Allende como “embajadores de la cultura chilena” y que desde el golpe fascista de 1973 viven y trabajan en Francia, son actualmente el conjunto más exitoso en Francia dentro del ámbito de la canción política y el arte popular.

La voz de la resistencia antifascista intacta en su país —que hacen resonar con alta calidad artística— suena en Francia en numerosos auditorios siempre llenos, en París y otras grandes ciudades, en fiestas y asambleas de sindicatos y partidos de izquierda. En los últimos tres años, el grupo ha realizado giras por la RDA, Moscú, Londres y Cambridge, Barcelona y Madrid, Estocolmo y Helsinki. “Tenemos muchos más conciertos que antes del golpe en Chile, cuando podíamos dedicar más tiempo al trabajo creativo”, me dijo el director del grupo, Eduardo Carrasco, a quien pude entrevistar brevemente antes de su partida a Berlín para el Festival de la Canción Política.

Quilapayún llegará a la capital de la RDA con nuevas canciones. “Nuestro disco más reciente, Adelante, con su contenido combativo pero también esperanzador, refleja el ambiente que hoy se vive en nuestro país”, dijo Eduardo Carrasco. La letra de la canción “El Plan Leopardo” les fue enviada por un poeta anónimo desde Chile. Se refiere a un hecho actual. Cinco jóvenes comunistas fueron condenados a muerte y fusilados en Chile a fines de 1974. El “incendio del Reichstag” de los sicarios de Pinochet, que sirvió de base para el proceso, fue llamado por los fascistas “El Plan Leopardo”. La policía secreta fabricó un supuesto plan de atentados que se les atribuyó a los jóvenes camaradas. “Cinco balas traicioneras sin compasión los mataron. Seis puños que se levantan, son seis estrellas que llegan, seis por cada compañero, se izará nuestra bandera…”. Entre las nuevas canciones también se encuentra la magistral musicalización del poema “Pido Castigo” de Pablo Neruda, la “Marcha por la Unidad” y la “Cueca de la Solidaridad”: “No estás solo en tu lucha, pueblo chileno. Más temprano que tarde caerá el cobarde.”

“Todas nuestras canciones”, subrayó Eduardo Carrasco, “incluso las más recientes, son ampliamente conocidas y cantadas en Chile. Basta con que una sola copia del disco entre al país para que, en muy poco tiempo, se reproduzcan cientos de grabaciones en minicassettes. Se escuchan en reuniones clandestinas de antifascistas en todo el país. Así recibimos constantemente opiniones sobre nuestro trabajo desde nuestra tierra natal, y eso nos permite orientar nuestro quehacer. Cuando actuamos en 1974 en Barcelona y en Madrid ante miles de personas, comprobamos que nuestro repertorio ya era conocido por la mayoría del público, aunque nunca se había publicado un disco nuestro allí. Incluso bajo el régimen de Franco, funcionaba el sistema de las minicassettes.” En Chile, Radio Moscú y Radio Berlín Internacional son hoy otros factores eficaces para la difusión de las canciones del grupo.

Con grandes expectativas, Eduardo Carrasco y sus seis compañeros viajan ahora nuevamente a la RDA. “La primera vez que participamos en el Festival de la Canción Política en Berlín, recogimos experiencias muy valiosas. El ejemplo del Club Octubre, que no solo difundía la canción política entre las masas —como también lo hacíamos nosotros en Chile—, sino que fomentaba clubes de canto por todo el país, involucrando así directamente a las masas en la práctica del arte comprometido, fue para nosotros algo fascinante. Al volver a Santiago, comenzamos de inmediato a aplicar las experiencias adquiridas en la RDA. En poco tiempo, habíamos formado un grupo de 45 jóvenes cantantes, que actuaban organizados en siete grupos distintos, pero que también podían presentarse todos juntos con nosotros. Durante las campañas de la Unidad Popular en las últimas elecciones antes del golpe, estos conjuntos —incluido uno de niños de 12 a 13 años— trabajaron de manera muy efectiva. La dictadura fascista interrumpió la difusión de esas experiencias. Por ahora...”, concluyó Eduardo Carrasco.

Porque para él, como para todos los miembros del grupo, el fascismo en Chile no es algo definitivo. La certeza de que un día, como dice su “Marcha por la Unidad”, “millones de voces gritarán el futuro de fraternidad” no solo impregna las canciones de Quilapayún, sino también su convicción más profunda.

Gerhard Leo