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Quilapayún: Cuando el pueblo es actor
FuentePeriódico: LA NACIÓN Fecha23 Diciembre 1972 PaísChile


Edición transcrita/traducida

Aún nos duelen las manos.

Como a nosotros, seguramente a muchos.

El fenómeno que en nuestra música se ha llamado Quilapayún, se vio una vez más. Se sigue produciendo. Continuará gestándose porque ahora, “quilapayunes” habrá en todas partes.

Como necesidad social se ha presentado en muchos países la masificación cultural. En otras palabras más actores e intérpretes, y menos espectadores de posaderas. Mayor participación en la actividad cultural de hombre, mujeres y también niños. Quilapayún, aquel “fenómeno surgido, hace ocho años lo entendió atacando lo que podríamos llamas “sus propios admiradores”. Les invitó a participar en su canto revolucionario y así, la noche del jueves, nos mostró al elenco Quilapayún. Treinta y seis nuevas voces. Treinta jóvenes (damas y varones) que han continuado a la senda de los primero cultores de ese canto vigoroso y comprometido que un día iniciara los integrantes de Quilapayún, valores todos que han contribuido en forma contundente al impulso de la Nueva Canción en nuestro medio.

TIEMPO PASADO

Para los “veteranos” (una forma de decir nada más…) Quilapayún la noche del jueves debe haber sido inolvidable. Ellos abrieron un arco que no siempre tuvo campo propicio (se les negó mucho apoyo y vieron, con el correr del tiempo, germinó su semilla transformada en canto. En canto de vanguardia y lucha. En canto de compromiso, denuncia y rebeldía. Un día estrenaron la Cantata “Santa María de Iquique” y a sesenta y cinco años ocurridos los hechos (los acontecimientos ocurrieron el 21 de diciembre de 1907, día del recital) pudieron mostrar una cantata con mayor aporte de músicos e intérpretes adquiriendo ella más fuerza. Más calidad para quienes tuvimos la suerte de escucharlos.

El camino está abierto.

Los nuevos integrantes del grupo conservan la fuerza en sus voces de quienes un día surgieron como nueva expresión dentro de nuestro canto. El estilo de las canciones directas o festivas con intención permanecen, pero en ningún momento podemos señalar que los nuevos integrantes son "Imitadores". Por el contrario.En los nuevos integrantes hay aportes de formas rítmicas (corridos mexicanos. música a la 2a. Declaración de La Habana, excelente trabajo) que constituyen una novedad para el espectador.

Los nuevos Quilapayún también han traído lo suyo.

No todo les será tan difícil y seguramente tendrán el apoyo de quienes entienden este trabajo, iniciando hace mucho tiempo. como una enseñanza más de los artistas comprometidos a nuestro medio. Estos Quilapayunes (una vez se me censuró, bajo otras direcciones, por haber intentado publicar una nota sobre ellos, porque eran izquierdistas) tendrán una mayor comprensión, Y. revistas y órganos de difusión tendrán que ver en ellos lo mucho que harán por nuestro canto.

Los nuevos integrantes logran la meta esperada por los primeros Quilapayunes, que el pueblo se sume al arte y no sea un mero espectador.

INOLVIDABLE

La noche del jueves todo comenzó con explicaciones para lo que iban a ofrecer.

Siete grupos, treinta y seis integrantes.

Abrieron el fuego los antiguos para luego dejar paso a los nuevos valores que fueron mostrando lo creado por ellos. Todos logran lo esperado y muestran su variedad de incorporaciones. El público estimula (tienen presentación especial) al grupo “L” (los llaman los "lolopayunes", sus edades entre 14 y 17 años) y las Quilapayunas nota diferente en el contexto del espectáculo pero que tiene una proyección que, aún, no podemos estimar. No tienen Quenas en su grupo, no todas tocan instrumentos, pero sus voces dan vida a un grupo de canciones dedicadas a las mujeres que siempre tendrán un aporte político de valor. Todos los grupos nos dejaron un saldo favorable. Positivo. De futuro, y eso es lo importante

LA CANTATA

La obra de Luis Advis (no recuerdo cuantas veces la hemos escuchado) siempre nos fue ofrecida por un relator y el grupo estable de Quilapayún. Lograban reunirse como máximo dos quenas, tres guitarras, un charango y un relator. Se nos mostraba, por su contenido e instrumentación, como una obra de fuerte expresión. Imagínense ustedes ahora cuando hay momentos en que la obra se está entregando hasta con seis guitarras o cuando suenan las cuatro quenas, o los dos charangos. Realmente maravillosa, musicalmente tomando mucha mayor fuerza cuando el relato es interpretado a dos voces y la letra de la pieza por nada menos que trece voces. Un trabajo en conjunto de un valor realmente de calidad. Allí está todo complementado y allí se resumen al unirse "antiguos" con "nuevos" el trabajo que Quilapayún pretendía. Que otros cantaran con ellos.

LARGO APLAUSO

Diez minutos de ovación tuvo la "Cantata "Santa Maria de Iquique, excelentemente dirigida por Juan Carvajal. El aplauso surgió en tres minutos antes que ella llegara a su fin Nos atreveríamos a decir que los aplausos hicieron desaparecer el final de la obra. Luego de pie, el público prosiguió con su estímulo. Un aplauso que se prolongó por varios instantes. Premio y reconocimiento a una obra y un trabajo donde el pueblo es actor…

Aun nos duelen las manos y como a nosotros, tal vez a muchos…

Miguel Humberto Aguirre