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Quilapayún, un deleite para el oído
FuentePeriódico: UPSALA NYA TIDNING Fecha25 Febrero 2008 PaísSuecia


Edición transcrita/traducida

El grupo chileno de siete integrantes Quilapayún recibió una lluvia de aplausos en la sala de conciertos de Uppsala.

La música fue un deleite para el oído cuando Stefan Warnqvist presenció a la agrupación chilena Quilapayún en el Konserthuset la noche del domingo.

El grupo chileno Quilapayún, conformado por siete integrantes, ha existido por más de cuarenta años, y su trayectoria musical está estrechamente ligada al desarrollo político de su país natal. Tras el golpe militar de 1973, la agrupación vivió muchos años en el exilio en Francia. La presentación del septeto en el Konserthuset la noche del domingo fue, en muchos aspectos, una experiencia ambivalente. La música en sí fue un deleite para el oído. Instrumentos tradicionales sudamericanos como el charango, la quena y la zampoña se combinaron con guitarras acústicas, percusión y abundantes armonías vocales. La gran musicalidad de los miembros resultó impresionante, y la música transmitía sentimientos de melancolía, dolor, anhelo, esperanza y, finalmente, triunfo, todo el tiempo con un tono de indomabilidad.

Para el gran grupo de oyentes con raíces en Chile, seguramente se despertaron muchos recuerdos. Era imposible no notar el vínculo entre ellos y los músicos sobre el escenario. Canción tras canción fue recibida con una lluvia de aplausos o incluso ovaciones de pie, y el grupo pareció recibir un impulso adicional gracias a esa respuesta. Fueron nada menos que veintidós canciones en total, pero si hubiese dependido del público, habrían sido aún más.

Lo que reduce un poco la calificación es que todas las canciones, así como la mayor parte de la comunicación entre ellas, fueron en español. Para alguien como el autor de esta reseña, que no entiende ese idioma, la experiencia resultó a menudo excluyente. A lo largo de los años, Quilapayún ha puesto gran énfasis en transmitir un mensaje político en sus letras, y no comprenderlas implica perder una dimensión central de su arte. Habría marcado una gran diferencia si hubieran explicado un poco más en inglés el trasfondo de las canciones.

A pesar de ello, el alto nivel de profesionalismo musical hizo que el recuerdo duradero del concierto fuera positivo. Solo queda envidiar a todos los hispanohablantes.

Quilapayún Konserthuset, Uppsala – 24 de febrero

Stefan Warnqvist