Quilapayún Header Quilapayún - Sitio oficial
Quilapayún: Un mito siempre presente
FuenteRevista: PANORÁMICA FechaEnero 2004 PaísBélgica


Edición transcrita/traducida

Este grupo, conocido mundialmente, nació a mediados de los años sesenta en Chile, en una época en que toda América Latina estaba políticamente convulsionada. Su larga trayectoria siempre estuvo ligada a las luchas sociales y al despertar democrático y cultural de este continente. Quilapayún regresa a Bruselas, invitado por PANORÁMICA latinoamericana, para un concierto excepcional en homenaje a Pablo Neruda.

PANORÁMICA latinoamericana: ¿Qué es Quilapayún hoy en día?

Guillermo García Campos: Quilapayún es, ante todo, una larguísima aventura de 38 años, que nunca se ha interrumpido. Hoy estamos más viejos, con varios kilos de más, al menos algunos de nosotros, pero también llenos de experiencia y, a pesar de decepciones, rupturas y distancias, la vida del grupo sigue adelante y está siempre llena de promesas hacia el futuro.

Panorámica: ¿De dónde vienen esas promesas?

GGC: Vienen del hecho de que nuestro público sigue ahí y espera de nosotros lo que sabemos hacer, es decir, nombrar las cosas por su nombre. Entonces, seguimos creando canciones porque sabemos que alguien las necesita. Seguimos viajando porque alguien nos espera en algún lugar donde aún se cree en todo aquello que nombramos, soñamos y esperamos. En resumen, seguimos el largo viaje de la poesía porque siempre será portadora de esperanza.

Panorámica: Pero, ¿qué queda de esa canción militante que cantaron durante tanto tiempo? ¿Sigue siendo actual?

GGC: Cantamos de una determinada manera y en un cierto estilo, porque cada vez era el momento histórico el que nos impulsaba. Hoy, la canción no puede decir lo mismo porque el contexto ya no es el mismo, pero haremos lo posible por seguir presentes en este mundo de hoy. Esa es nuestra función y nuestro deseo: nunca ser indiferentes. Nuestras canciones dirán, cada vez, lo que el arte puede decir, es decir, otra manera de expresar nuestras realidades.

Panorámica: ¿Seguirán siendo canciones comprometidas?

GGC: Sin duda lo serán, porque el arte es una verdad, y la verdad siempre denuncia, siempre acusa algo, incomoda a más de uno. Esta verdad del arte es una búsqueda y representa una exigencia, un valor permanente. Pero también se trata de nombrar todas esas cosas que nos son esenciales para existir y que no tienen fin: me refiero a los sentimientos, al amor, a la amistad, a la fraternidad, a los sueños, a la ficción.

Panorámica: ¿Cuáles son esas canciones emblemáticas que interpretan en su programa?

GGC: Son esas canciones que forman parte de la larga historia de nuestro grupo, compuestas por Violeta Parra, Víctor Jara, por nosotros mismos o por otros, y que han acompañado distintos episodios vividos por los chilenos o por el pueblo latinoamericano en general. Hablo, por ejemplo, de Te Recuerdo Amanda, de Víctor; es una especie de premonición de lo que le ocurrió, pero que pudo haberle pasado a cualquiera en este continente donde, en cierta época, se asesinaba a quien soñaba con un mundo mejor. Espero que eso haya quedado atrás. También está La Muralla, poema de Nicolás Guillén con música de Quilapayún. Ha sido cantada en todo el continente y todavía lo es, porque representa ese anhelo de los pueblos latinoamericanos de derribar los muros que nos separan para volvernos más hermanos e iguales.

Panorámica: ¿Aún cantan El pueblo unido?

GGC: Sí, esa canción y otras no pueden desaparecer porque forman parte de un patrimonio, de la memoria colectiva de nuestros pueblos. Y aunque presentemos lo que hacemos hoy, siempre se nos pedirá que la cantemos, porque de algún modo expresa un anhelo compartido con el público: el de una fraternidad que nos une para enfrentar la adversidad que impide imaginar y concretar realidades más justas.

Panorámica: En una sociedad cada vez más individualista, ¿qué representa para ustedes el aspecto colectivo? ¿Tiene el mismo sentido que al principio?

GGC: Creo que todos hemos cambiado y que esos cambios nos han llevado a otras prácticas sociales, a otros reconocimientos, a nuevas formas de democracia, a otras exigencias. En todo caso, por lo que a mí respecta, ya no podría vivir nunca más ese encuadramiento político que experimentamos en los años sesenta o setenta, que nos conducía directamente al matadero. La experiencia nos ha hecho buscar al otro para entendernos mejor, para respetarnos más. Hoy, tratamos de hacer existir lo artístico sin el utilitarismo de antes. Así, lo hacemos más honesto, más libre, más humilde.

Panorámica: ¿Pero mantienen ese vínculo entre política y arte?

GGC: Sí, porque no se pueden separar las cosas unas de otras. Todo está íntimamente ligado. El arte habla en lenguajes que provienen del ser humano, que es social, que sueña, que piensa, que vive el hambre o el amor, el asombro o lo contrario. El artista vive y se alimenta de la realidad como cualquier otro, aunque la realización de una transfiguración haga que su obra nos parezca lejana, extraña o muy cercana. La política es el arte de hacer lo mejor posible la vida social. El arte hace posible la libertad del imaginario. Uno no puede existir sin el otro.

Panorámica: ¿Qué pasa con la expresión individual? ¿Es más importante ahora que antes?

GGC: Verás, cuando uno decide trabajar en grupo, existen limitaciones y libertades que deben coexistir. Las experiencias vividas hacen que cada uno espere encontrar un lugar en armonía con los demás. Pero, para que un grupo funcione, necesita estructura, y eso significa que debe haber un director y funciones diferenciadas, roles por así decirlo. Pero eso no significa que haya que soportar las locuras, excentricidades, mentiras o manipulaciones de un iluminado. La experiencia nos ha hecho a todos más autónomos, más conscientes de nosotros mismos y, por tanto, más respetuosos con los demás.

Panorámica: Una última pregunta. ¿Por qué eligieron la obra de Luis Advis La Cantata Santa María para el programa de conmemoración del centenario del nacimiento de Pablo Neruda?

GGC: Primero, por el alcance simbólico de la Cantata, que se explica por su relación con los deseos de transformación social del pueblo latinoamericano, en una búsqueda continua de afirmación de una identidad cultural y política. Además, esta composición es de altísima calidad, tanto en lo musical como en lo poético. Entonces, solo hay un paso entre ella y Pablo Neruda, quien siempre asoció poesía con justicia, arte con derechos humanos.

Luz García Ocampo