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La creación y la poesía son nuestras armas
FuenteRevista: ESPECIAL L'HUMANITÉ FechaSeptiembre 2004 PaísFrancia


Edición transcrita/traducida

Quilapayún evocan el deber de memoria hacia la obra de Pablo Neruda.
Viernes por la noche

¿Qué significado tiene para ustedes participar en el homenaje a Pablo Neruda con motivo del centenario de su nacimiento?

Quilapayún: Agradecemos a L'Humanité por invitar a nuestro grupo a participar en esta velada dedicada a la memoria del poeta. Por varias razones, esto tiene un profundo significado para nosotros. Como chilenos, estamos felices y orgullosos de que nuestro país tenga una voz combativa, militante, humanista, de dimensión universal y aún vigente como la de Neruda. Como miembros de Quilapayún, podemos transmitir el testimonio del hombre que conocimos en la lucha diaria por un Chile mejor, el Chile de Neruda, de Salvador Allende, de Víctor Jara, con el que hoy en día la mayoría de nuestros compatriotas se identifican nuevamente. Ese Chile que respeta los derechos humanos y que exige justicia, el Chile de la poesía, el Chile que hoy continúa su lucha por una verdadera democracia. El Chile que quiere enterrar definitivamente los años de Pinochet. Finalmente, para nosotros esta es la oportunidad de ser intérpretes de Neruda y de contribuir, como tantos otros artistas y compatriotas, a mantener viva su obra y su memoria.

¿Por qué y cómo ha influido la obra de Neruda en su producción artística?

Quilapayún: Neruda nos influenció por la amplitud de su poesía: a veces tierna, a veces combativa, a veces panfletaria, a veces divertida, pero siempre profunda y justa. Nuestro trabajo musical sobre sus textos está reunido en el álbum Quilapayún canta a Neruda. Más allá de la poesía, su compromiso y su personalidad también nos marcaron.

Sus canciones sensibilizaron al mundo sobre el destino trágico de su país, en particular, y de América Latina, en general. En 2004, ¿qué sentido tienen hoy esas canciones?

Quilapayún: Nuestras canciones y nuestra actividad mantienen siempre el mismo sentido. Ya no hay dictadura en Chile, el país es relativamente próspero y la democracia se consolida, pero aún persisten graves secuelas del pinochetismo. Las familias de los desaparecidos aún no tienen las respuestas que merecen. Los culpables viven tranquilamente. Los pueblos originarios siguen siendo discriminados. Existen problemas de drogas, corrupción y desempleo... Los artistas como nosotros debemos seguir luchando junto a los demócratas y apoyando sus iniciativas con las armas que nos son propias: la creación y la poesía. Quilapayún hoy está anclado en la realidad chilena: tres de nuestros miembros residen en Chile. Podemos entonces hablar con pleno conocimiento de causa, y nuestra creación puede responder más rápidamente a la actualidad del país.

¿Qué recuerdos guardan de sus presentaciones en la Fiesta de L’Humanité?

Quilapayún: Salimos de Chile rumbo a Francia en agosto de 1973 para presentarnos en la Fiesta de L’Humanité y en el Olympia. Si la memoria no nos falla, nuestra primera actuación en la Fiesta fue dos días antes del golpe de Estado. Así que escapamos de la represión gracias a eso, gracias a su invitación… ¡imagínense! Ese es el recuerdo que tenemos de nuestra primera vez en la Fiesta de L’Humanité. Luego, exiliados en Francia, participamos en dos ocasiones más, y el recuerdo siempre es el de una multitud cálida y solidaria con la lucha del pueblo chileno por la democracia.

Quilapayún se presentará en la Fiesta el 10 de septiembre en el Ágora y el 12 en el escenario del “pueblo del mundo”. El 19 de septiembre estarán en Blanc-Mesnil y el 1 de octubre en el Teatro Antoine-Vitez de Vitry-sur-Seine (Val-de-Marne), en un espectáculo dedicado a Pablo Neruda junto a la compañía de teatro Aleph, de Oscar Castro.

Cathy Ceïbe