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El mensaje optimista de Quilapayún
FuentePeriódico: LA MONTAGNE Fecha30 Septiembre 2003 PaísFrancia


Edición transcrita/traducida

“Septiembre chileno” en Saint-Yorre

Los siete miembros de Quilapayún sedujeron al público con sus “canciones que han quedado en la memoria de los chilenos”.

Quilapayún sintonizó el sábado con el público de Saint-Yorre. Invitados por la asociación Araucaria, los siete miembros del grupo chileno interpretaron los grandes títulos de su repertorio, así como la célebre Cantata Santa María de Iquique, escrita para ellos por Luis Advis.

Vestidos de negro y acompañados de instrumentos sencillos, los siete integrantes de Quilapayún no necesitaron ningún artificio para transmitir, el sábado, su mensaje venido de Chile, el de antes del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Porque también fue para conmemorar la muerte de Salvador Allende que la asociación Araucaria invitó al grupo chileno a presentarse en el gimnasio municipal. Formados en los años 60, Quilapayún contribuyó al renacimiento de la canción chilena. Y para Saint-Yorre fue “una verdadera suerte tenerlos a todos reunidos”, según las palabras de Martine Dubosclard, uno de los pilares de la llegada del grupo, junto a Monique Millet.

Para su segundo gran evento anual (tras el Canto General del año pasado), la asociación logró una jugada maestra al invitar al grupo que despertó la conciencia política de Patrick Bruel. Quilapayún elevó sus voces, potentes y profundas, para transmitir su mensaje, condensado en un “libro de la sabiduría” cuyos preceptos fueron compartidos con los cerca de cuatrocientos espectadores de Saint-Yorre: “Hay que repartir la cuarta hoja del trébol a todo el mundo, morder la manzana pero sin fanatismo, tomar la lucha de clases como un deporte, y ser fiel a un solo perro”. Y sobre todo, sobre todo: “Hay que encerrar a Pinochet en la Capilla Sixtina hasta que pida perdón”.

La segunda parte del concierto estuvo dedicada a la Cantata Santa María de Iquique, obra escrita para Quilapayún por Luis Advis en 1970. Acompañados por dos músicos de Clermont-Ferrand —el violonchelista Jordan Gregoris y el contrabajista Emmanuel Jarrousse—, y por un narrador, Víctor Quezada-Pérez (hijo de uno de los miembros fundadores del grupo), el conjunto relató la trágica historia de los 3.600 obreros asesinados durante huelgas ocurridas a fines de 1907 en una ciudad del norte de Chile.

Con una presencia escénica innegable, Hernán Gómez, Hugo Lagos, Carlos Quezada, Guillermo García, Ismaël Oddó y Sebastián Morales conquistaron al público con sus canciones a capela o rítmicas, sus letras escritas por los mejores poetas, y su inquebrantable afirmación de que “el sueño existe”: “El pueblo, unido, jamás será vencido”.

Cerca de cuatrocientos espectadores aplaudieron al grupo chileno el sábado en el gimnasio municipal.

Céline Bardet