Qué lindas son las obreras,
como las estrellas,
trabajando noche y día.
Qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

En su telar de esperanzas,
como las estrellas,
florece la nueva vida.
Qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Corriendo de amanecida,
como las estrellas,
los delantales volando,
Qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Así comienzan el día,
como las estrellas,
lo saludan trabajando.
Qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Si supiera que cantando,
como las estrellas,
algún alivio te diera.
Qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Mi canto dejar quisiera,
como las estrellas,
en tus manos de hilandera.
Qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

El día que yo me muera
como las estrellas,
se acabará la alegría,
qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.
de luto estarán las pompas,
como las estrellas,
cerradas las pulperías.
qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Como las estrellas,
hermosas y bellas,
qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Canten, señores cantores,
como las estrellas,
de qué me andái esperando
qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.
Si apenas soy de apariencia
como las estrellas,
sombrajeando y caminando.
qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.

Si supiera que cantando
como las estrellas,
algún alivio tuviera,
qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.
de la noche a la mañana
como las estrellas,
cantando me amaneciera.
(qué alegres son las obreras,
bailemos con ellas.)

Esta canción fue grabada en estudio en 1967 junto a Víctor Jara, regrabada en 1972 y en 2012 junto a Colombina Parra y Hernán Edwards

La primera versión de esta canción es la grabación que hicimos con Víctor Jara en su disco Odeón de 1967. En 1972 se grabó para Quilapayún 5 con nueva letra dedicada a las trabajadoras chilenas. Cinco años después vino una grabación en directo que hicimos en el Teatro de la Ville en París para el disco Enregistrement Public. Y ahora viene esta con la Colombina. Aquí las guitarras eléctricas de Hernán Edwards son protagónicas y se acoplan con nuestros instrumentos de manera bastante sorprendente. La Colombina canta de acuerdo a su nuevo estilo, más íntimo, más susurrado y nosotros la acompañamos en dúos y coros. El sonido como de bombo que se escucha de repente está hecho con el taco del zapato de la Colombina sobre el piso. La canción está casi toda grabada en el living de la casa de la Colombina en La Reina y en mi casa en el cerro Apoquindo. Las voces fueron agregadas en estudio. El resultado es potente y logramos un hermoso contraste entre la dulzura de la voz femenina y las sonoridades del Quilapayún.